Opinión

Todos somos profesionales del balón

En la vida, y por tanto en el deporte, sólo somos lo que demostramos ser en cada momento

Hansi Flick da indicaciones a sus jugadores ante la Real Sociedad / Valentí Enrich

El Barça de Hansi Flick llegó al primer parón por los partidos de las selecciones líder en solitario en la Liga española, con 12 puntos sobre 12, y con una goleada al Valladolid (7-0). Era a finales de agosto y las cuatro victorias contra Valencia, Athletic, Rayo Vallecano y Valladolid habían dejado buenas sensaciones, pendientes de ratificar.

En el segundo parón, los blaugrana continuaban líderes destacados con 3 puntos sobre el Madrid, y se habían rehecho con un 0 a 3 ante el Alavés de la inesperada derrota en el campo de Osasuna, atribuida a las rotaciones excesivas que hizo Flick. Sin embargo, el optimismo se había atenuado por la lesión de Ter Stegen, la intranquilidad que generaba Iñaki Peña y el fichaje a toda prisa de Wojciech Szczesny, y porque en la Liga de Campeones se había perdido contra el Mónaco y el equipo ocupaba una extraña decimosexta posición con sólo 3 puntos.

En el tercer parón, en cambio, aquella incertidumbre de la segunda había desaparecido y las buenas sensaciones de la primera se habían transformado en entusiasmo porque el Barça mantenía el liderazgo en solitario en la Liga, en la Champions ha sido sexto con 9 puntos, Iñaki Peña hacía olvidar Szczesny y, sobre todo, porque había derrotado contundente y convincente al Bayern en Montjuïc y al Madrid en el Bernabéu. Solo la derrota en Anoeta habían refrenado la euforia.

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El sábado en Balaídos ante el Celta comienza otra suerte de partidos donde la única certeza es la incertidumbre del resultado. Porque en la vida, y, por tanto, en el deporte, sólo somos lo que demostramos ser en cada momento. No recuerdo a quien le leí esta verdad absoluta, pero la tengo siempre presente, como una prevención contra la imprudencia de la expectativa.