Opinión

Vinicius no merecía el Balón de Oro

Vinicius, en un partido del Real Madrid en la Champions League / "Associated Press/LaPresse Manu Fernandez"

Los premios individuales son de mal dar. Las comparaciones se convierten en un ejercicio entre infructuoso y absurdo. Se acaba decidiendo por rutina. Más aún cuando se trata de distinguir méritos en deportes colectivos. Y sin embargo, son unos galardones que tienen una función fundamental, tanto a nivel local como global. Desde las galas del deportista que durante el otoño se acostumbran a celebrar en la mayoría de municipios, a los premios internacionales que clausuran la temporada de buena parte de deportes. Tienen o deberían tener un doble objetivo: premiar los logros y la trayectoria deportiva y reconocer y agradecer el ejemplo y el estímulo que representan sus ganadores.

La revista 'France Football' lleva 68 años concediendo el Balón de Oro. Se ha sabido adaptar a los tiempos, ha incorporado la UEFA a la organización y ha ido ampliando el número de premios, de acuerdo con las exigencias futbolísticas. Su potencia es hoy colosal. Los 100 periodistas de todo el mundo que eligen a los mejores tienen una responsabilidad enorme, de la que no sé si son suficientemente conscientes. Cuando otorgan sus votos, deberían considerar que no sólo valoran la excelencia deportiva, también deben premiar la ejemplaridad dentro y fuera del campo.

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En la última edición, el brasileño Vinicius recibió el premio Sócrates por su lucha contra el racismo en el fútbol. Los ataques que recibe son condenables. El trabajo que realiza para denunciarlos y erradicarlos es encomiable. Ahora: eso no quita que su comportamiento de futbolista, la relación que tiene partido tras partido con sus rivales o árbitros, sus desplantes y comentarios, sean despreciables. Su comportamiento no justifica ningún ataque, pero los insultos que recibe tampoco le deben servir de eximente. Vinicius no merecía el Balón de Oro. Y si no cambia su actitud, no debería ganarlo nunca.