Opinión

Hansi también es humano

Hansi Flick sufrió la primera derrota en el banquillo del Barça en un partido de Liga / Dani Barbeito

Flick no encontró Osasuna en el mapa y eso le hizo perderse en Pamplona. Por ahora todo eran buenas palabras para el técnico, parecía que su asertividad era infinita. Nada, toda racha tiene su final. Alguien no le había contado que en la capital de Navarra, los jugadores vermellones salen a su estadio como los bravos lo hacen en los sanfermines cada julio. Dejar a los niños solos ante el peligro fue una temeridad. Una cosa son rotaciones y otra lo ocurrido ante Osasuna, que se puede tildar de pura insensatez. Las dinámicas pueden llevar a creerte invencible y, seguramente, eso pensó el teutón. El Sadar no es un campo fácil, creer eso es demostrar tu desconocimiento de la competición española. Con tanto asistente alrededor, alguien podría habérselo razonado. Allí no se gana sin bajar del autocar.

La Liga no es la Premier, pero tampoco la Bundesliga. Creer que con una alineación con solo cuatro, digo cuatro, potenciales titulares (Cubarsí, Koundé, Pedri y Lewandowski) vas a ganar en Pamplona es propio de un incauto. Entiéndanlo: Esto es lo que hay. Milagros, los justos. Muchos jugadores del once titular del pasado sábado no son jugadores ni titulares ni suplentes, del Barça. Gerard Martín es el caso más explícito. Han pasado al menos cinco laterales izquierdos en los últimos años que son mejores jugadores que él. En Matrix, a Neo, el protagonista encarnado por Keanu Reeves, en un momento determinado le dicen: “Welcome to the real world”. Sr. Flick, bienvenido a la realidad. Dos podían ser las alternativas, dejar gran parte de las rotaciones para el partido de Champions contra Young Boys, seguramente un rival más asequible que Osasuna y contra el que se jugará en casa; o no hacerlas todas de golpe debilitando dos líneas con dos cambios en cada una de ellas. En la defensa se quedaron en el banco Balde e Íñigo, en el ataque faltaron Raphina y Lamine. Sus cuatro sustitutos no se aproximan en nada a su rendimiento, los cuatro de golpe fueron demasiado lastre para el equipo que se mostró desnortado. 

El sufrimiento del bloque blaugrana en la primera parte fue bíblico, y allí es donde halló la otra cara de la moneda de la noche del sábado. La fragilidad y la debilidad del ser humano propia de la religión católica se centró en el equipo culé. El devenir de las cosas, cuando se tuercen, conduce a la búsqueda de un culpable. Ese que ha cometido algo indebido. Aquí es donde encontramos la parte positiva. Una moneda con dos caras, en una Hansi, en la otra Flick. Como si él mismo fuera el Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Un entrenador que dice las cosas claras y que no traspasa responsabilidades en sus comparecencias de prensa. Allí el germano asumió la culpa, su culpa. Ser alemán debe ayudar en eso. Son rígidos, educados en el orden, en hacer las cosas como deben hacerse, es la cultura luterana. Sin reconocimiento de culpa, difícilmente podría darse la transformación de la conducta indebida y la orientación a la correcta. Veremos si durante toda la temporada volvemos a ver una alineación con un once tan surrealista como el que vimos.

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El mister será más prudente en el futuro. Un día después, las tablas en el derbi madrileño han acabado haciendo menos dolorosa la derrota en esa Osasuna, que no encontró en el mapa Michael Robinson, que descubrió Flick.