Opinión

Florentino-Vinicius, un amor con fecha de caducidad

Sentido abrazo de Vinícius a Ancelotti / Efe

A Florentino Pérez no le tiembla el pulso con sus estrellas. Pese a tener a Vinicius un cariño especial, el presidente del Real Madrid ya ha demostrado en repetidas ocasiones que no duda cuando se le presenta la oportunidad de acabar con una estrella que ha enamorado al madridismo.

El primer gran caso fue Di Maria, a quien traspasó tras ser escogido el mejor jugador de la final de la Liga de Campeones conquistada por el club blanco. Tampoco dudó con Sergio Ramos, con quien no claudicó ante sus exigencias contractuales. Ni tampoco con Cristiano Ronaldo, otro que facturó pese a estar en la cresta de la ola. Todos ellos se creían emblemas del club y el presidente les recordó que solo eran jugadores. Son algunos casos que demuestran que el camino que tiene diseñado el presidente del Madrid está por encima de los nombres, de los egos y de los sentimientos.

El caso que nos ocupa es ahora el de Vinicius. El Madrid tiene overbooking en la delantera con Mbappé, Rodrygo, Guler, Endrick y Vinicius y con dos jugadores que se pisan la manguera como el francés y el brasileño. Ambos quieren jugar por la izquierda y Ancelotti prioriza a Vinicius por ser más decisivo y por jerarquía dentro del vestuario. Sin embargo, la actitud del brasleño está hartando a todo el madridismo.

Los motivos

Aficionados primeros porque consideran que se mete en todos los charcos y porque no representa los valores de la entidad. En el vestuario es igual, cansados de irle detrás para frenarle sin lograr aprender cual es el camino indicado para llegar a la cima. Y cansado de sus chiquillerías porque allí dentro, no lo olvidemos, lo califican de “niñato malcriado”. Y luego está Florentino que, como el Tio Gilito, le hacen chiribitas los ojos cuando ve el valor de este jugador en el mercado. “Si llega la oferta, que se vaya con una mano delante y otra detrás”, ha dicho a sus íntimos. Fue el propio entorno de Florentino quien filtró la noticia de la oferta de Arabia Saudí que rondaría los 500 millonnes de euros, una manera tan sútil como clásica para incentivar su salida.

Vinicius, por su parte, también anda descontento. El chasco en el Balón de Oro agravó el sentimiento de “aquí no nos quieren”, una idea que le rondaba por la cabeza al ver que su reivindicaciones como si fuera Nelson Mandela no eran tan seguidas como esperaba. Y es que una cosa es denunciar el racismo, lacra de nuestro fútbol, y la otra es mezclar la falta de respeto y de fair play con los compañeros y rivales. Un crack debe serlo en todos los niveles. Y si no solo hay que mirar los últimos 20 Balones de oro. Cristiano era y es egocéntrico pero se le recuerdan pocas acciones sin fair play.

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Así que con Vinicius se une el hambre con las ganas de comer. A Florentino le sobra, piensa que puede hacer caja y al jugador solo le impide irse del Madrid el trampolín que supone para sus intereses de futuro.