Opinión

¡Flick y yo somos familia!

Hansi Flick en los prolegómenos del Estrella Roja - Barça de la Champions 2024/25 / VALENTÍ ENRICH

Acaba el partido en Belgrado, y ante nuestros ojos atónitos la televisión inmortaliza el momento: Hansi Flick, antes de acercarse para despedirse protocolariamente de Vladan Milojevic, técnico serbio, se acerca a sus jugadores de banquillo y les estrecha la mano, uno por uno, felicitándoles también a ellos, y disculpándose y agradeciéndoles personalmente la victoria aun no habiendo podido participar. Miren, esto no es normal… El crédito de este entrenador está llegando a cotas insospechables, y lo hace no solo por los resultados, que también, sino por la excelencia en la gestión de todo lo que rodea al equipo, desde lo más vistoso, numérico, deportivo y táctico hasta el más mínimo detalle convivencial.

Flick empieza a resultar un caso digno de estudio para escuelas de negocio sobre gestión y excelencia en el liderazgo. Flick se ha convertido en el núcleo indiscutible de la resurrección azulgrana y en la pesadilla del máximo rival por aquello del hilo invisible que siempre une ambos equipos en ese vaso comunicante que todos sabemos que existe y que, hoy para los blancos, resulta del todo terrorífico.

El alemán alecciona, ilustra, corrige, proyecta, escoge, manda, aprieta, seduce, delega… Pero sobre todas esas cosas, Hans Dieter Flick hace algo que resulta asombroso y es lo que más destacan sus chicos: Cuida y respeta, y lo hace igual con la máxima figura que con el último utillero.

No pasará nada

Es tal el clima que ha generado interna y externamente, que uno, que aun siendo optimista también es realista, sabe que tarde o temprano llegará la derrota, el dolor, y, por qué no, la equivocación, y cuando suceda, que sucederá, ¿saben qué sucederá? Absolutamente nada.

En un tiempo récord, como apuntaba ayer en esta misma CONTRA Xavi Torres, se ha generado tal clima de excelencia, pero sobre todo de fe y confianza, que cuando vengan mal dadas, no tengo duda ninguna de que Flick se habrá ganado ya paciencia y comprensión infinitas.

Flick me ha vencido

Flick me ha vencido. El alemán es hoy para mí, y estoy seguro que para muchos de ustedes, como ese padre, hermano o hijo al que no vas a juzgar, criticar, y mucho menos machacar ante la adversidad, porque te une con él una vinculación que te impide una visión fría y objetiva. Reconozco que he generado con el de Heidelberg ese apego que se da solamente con tu gente más cercana, más íntima, y un crédito y una protección irracional que solo atesoran a mi alrededor aquellos que ya forman parte de mí.

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No nos engañemos, en realidad, la familia no queda definida por los genes, la familia se genera a través del amor, y este tío, lo admito, me ha robado el corazón…