Opinión

Bernal y cómo cuidar a La Masia

Hansi Flick junto a Marc Bernal tras su lesión durante el Rayo Vallecano - FC Barcelona / JAVIER FERRÁNDIZ

En un momento de dificultades económicas, el Barça ha hecho de la necesidad una oportunidad. Una oportunidad para reivindicar su singularidad y afianzar una identidad atravesada por La Masia. Ahora que la lógica apunta a que faltan piezas para ser favoritos a las grandes competiciones, el club luce más que nunca la bandera de la mejor cantera del mundo.

Apostar por los jóvenes no solo es casi obligatorio por necesidad, también es una medida inteligente, porque si no llegan los resultados y la afición no se identifica con el equipo, no queda nada. Pero lesiones como la de Marc Bernal también subrayan los peligros de acelerar los procesos con los jóvenes en un contexto de urgencias en la exigencia del Barça. No es el primer caso, de hecho son mayoría: Ansu Fati, Gavi, y Balde también han sufrido lesiones severas. 

Es un debate abierto porque la mayoría de ellas no tienen una sola causa. Las lesiones de ligamentos, por ejemplo, se producen muchas veces en situaciones fortuitas como el caso de Gavi. Pero, explican los expertos, que muchas veces hay que analizar las acciones que preceden a la lesión o cómo llega el futbolista.

Bernal ya daba señales de cansancio en la recta final de partido y, cuando fue a cortar el balón su posición corporal, seguramente habría sido distinta si hubiera sido al principio del encuentro. Con 17 años, y sin estar habituado al ritmo de la élite, en Vallecas cumplía su tercera titularidad seguida. Su desgracia subraya los peligros de ir demasiado rápido con la participación de futbolistas que ni siquiera han cumplido la mayoría de edad. 

No es una cuestión de renunciar a ellos, sino de controlar las situaciones de riesgo incluso por encima de las necesidades eventuales del equipo. Hablamos de futbolistas que físicamente todavía no están del todo desarrollados y que, en cuestión de meses, pasan a entrenar y competir a un ritmo muy distinto. Una exigencia física a la que también le acompaña otro nivel de estrés psicológico que tiene su impacto en el cuerpo. 

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Es una tarea muy compleja para Flick, que está viendo como se le estrecha la plantilla por culpa del fairplay y las lesiones y cada vez tiene menos recursos. Además, tiene que gestionar una plantilla con jugadores que han tenido pretemporadas muy diferentes por culpa de la Eurocopa o los Juegos. Y, a pesar de todo, le ha cambiado la cara a un Barça, que ahora fulmina a los rivales en la recta final de los partidos. Su gran reto con los jóvenes no solo será hacerlos crecer, también saber renunciar a ellos incluso cuando los necesite para que no solo sean soluciones urgentes sino la base del proyecto.