Opinión

Poner puertas y pantallas a la asamblea es una mala idea

La asamblea de 2023 también fue telemática / FCB

En el fútbol profesional tan importantes son los resultados deportivos como la estabilidad económica. Sin lo primero, no se consigue lo segundo. Sin lo segundo es imposible alcanzar lo primero. Son vasos comunicantes. Títulos producen beneficios, fracasos generan déficit. El valor de un club viene dado por el palmarés deportivo y la cuenta de resultados. No hay milagros fuera de la ley.

En consecuencia hay que aceptar que el Barça juega dos Ligas, la deportiva y la financiera. Toca ser serios y responsables, afrontar la situación de cara. Sin alarmismo, con realismo. Sin engañar ni confundir al socio. Ganar cada domingo es el primer objetivo para mantener la confianza en el equipo. Pero al mismo tiempo hay que tener muy claro que se arrastra desde hace demasiados años una pesada deuda –más de 1200 millones de euros- que compromete el presente y amenaza el futuro. Por si fuera poco, la construcción del nuevo Camp Nou significa asumir una nueva responsabilidad económica, ya que la amortización de más de 1500 millones financiados por la banca americana es un compromiso que pone en peligro incluso el modelo de independencia de la entidad.

Para saber dónde estamos, hay que recordar de dónde venimos. Sin buenos resultados deportivos es imposible remontar la situación. El Barça lleva nueve años sin ganar la Champions, la última fue el 2015 cuando en Berlín se impuso a la Juventus. De las últimas cinco Ligas, el Barça solo ha ganado una. Tampoco hay que olvidar que a pesar de todas las palancas no se cumple el “fair play” financiero de la Liga, se pudo inscribir a Olmo gracias a la lesión de Christensen. El panorama es complicado. El cierre económico de la pasada temporada registra 91 millones de pérdidas y el de la presente, si se retrasan más de lo previsto las obras del Camp Nou, tampoco pinta bien.

Por todo ello, la próxima Asamblea se anuncia interesante y movida aunque le hayan puesto el candado telemático. Presumimos de ser entidad una abierta, pero solo queremos ver a los compromisarios a través de una pantalla, a través de un filtro. Es una desconsideración hacia los socios/propietarios que se sienten tratados con una frialdad y lejanía impropia de un club que siempre ha presumido con orgullo de ser democrático y plural. Es positivo haber comenzado con buen pie la Liga, pero es necesario conocer cara a cara y sin pantallas la situación económica.

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Laporta y su Junta son los gestores del Barça, pero no pueden dirigir el club contra la voluntad de los socios. Si mañana se hiciera una encuesta en torno al formato que debe tener la próxima Asamblea, seguro que los socios votarían una fórmula mixta, presencial y telemática. Rectificar es de sabios. En situaciones complicadas el debate y el diálogo son más necesarios que nunca, poner puertas y pantallas a la Asamblea es una mala idea.