El Barça cae fruto de un mal partido

El dominio inicial del Barça en Anoeta se fue disolviendo conforme avanzaba el partido. Faltaba profundidad y el centro del campo con De Jong no funciona. El holandés está en un momento en el que ni aporta fluidez ni pone la pierna cuando hay que ponerla.

No llegó el primero gol de la Real tras un error suyo, pero propició el inicio del desconcierto azulgrana que acabó con un tanto en contra tras los cuarenta y cinco primeros minutos. La prueba de que la línea media no aportaba nada es que Hansi Flick optó por cambiar al holandés y dar entrada a Dani Olmo desde el inicio de la segunda parte. Con Olmo todo es distinto, pero el Barça seguía sin encontrar la manera de superar la presión de los locales.

Fermín no tuvo su mejor día y la ausencia de Lamine Yamal se notó demasiado. Conforme pasaban los minutos, Flick se desesperaba mientras los azulgranas apenas creaban peligro a la vez que mostraban una impotencia poco habitual.

Ni Ansu Fati, que salió en lugar de Fermín, aportó peligro ni los cambios a la desesperada propiciaron ocasiones de gol. Fue uno de esos partidos en los que no sale nada y nadie encuentra una buena solución. Estábamos poco acostumbrados a ver un Barça tan descontrolado y eso no puede atribuirse solo a la ausencia de Lamine o a la baja forma de De Jong. Quizá el equipo esté pagando el esfuerzo realizado en los últimos partidos.

Faltaron claridad de ideas y eso suele ser un síntoma de agotamiento. Las sensaciones no fueron buenas, aunque eso no debería preocupar en exceso. No obstante, una derrota nunca es agradable y Flick deberá tomar nota de lo sucedido. Dicho esto, la credibilidad de este equipo se mantiene intacta pese al mal partido realizado. No llega el parón en un buen momento, pero debe servir para que algunos jugadores se tomen un descanso. Esperemos que sus seleccionadores no abusen más de ellos de los necesario.