Xavi Hernández tenía planificada una estructura deportiva integral en el Barça si hubiera llegado de la mano de Víctor Font al club. De arriba a abajo, prácticamente sin dejar nada de lo que habitaba en el club desde hacía años. Con él llegaban más de treinta personas que se habrían hecho cargo de todo lo relativo al fútbol. Desde la dirección deportiva hasta la coordinación de las categorías inferiores de la entidad. A día de hoy su aterrizaje, improvisado, no le ha permitido acabar la revolución que tiene en mente para construir el Barça del futuro. Pero llegará.
Sí ha entrado con sus colaboradores más estrechos, los que trabajaban con él en el Al-Sadd, gente de confianza como Oscar Hernández, Sergio Alegre o David Prats. Pero su intención es edificar los cimientos de un edificio que va desde los servicios médicos hasta el Área de metodología, pasando por la secretaría técnica y los ojeadores del fútbol base. Xavi piensa en grande y ha venido para devolver al Barça donde merece con una estructura sólida que trabaje, toda ella, en la misma dirección, devolver al club a la elite del fútbol mundial en todos sus departamentos. No solo en el primer equipo.