Sonríe de nuevo el Valencia, que siete partidos después vuelve a sentir el sabor de la victoria. Los de Bordalás mostraron su versión más sólida y efectiva para superar a un Villarreal que sigue de capa caída, sumando un punto de los últimos doce. Guillamón y Carlos Soler, de penalti, fueron los encargados de dar el derbi a los ches.
Quiso imponer su juego el Villarreal y lo logró desde un inicio. Se hizo con el balón el cuadro groguet, que se quedó muy cerca del tanto con un cabezazo desviado de Aurier, incansable por la banda derecha. No obstante, eso ya le iba bien al Valencia. Bordalás dibujó un 4-5-1 en defensa y renunció a la presión alta, esperando en su campo y buscando las cosquillas a la contra. No cesaron con su acecho los pupilos de Emery, que tuvieron la más clara del partido con otro remate de Aurier que sacó Cillessen de forma milagrosa. Y del 0 a 1, al 1 a 0. Antes del descanso, Guillamón se inventó un golazo picando el balón por encima de Rulli. Una 'delicatessen' para abrir la lata.
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Metió mano del banquillo Emery para revertir la situación después del paso por los vestuarios, aunque el guion apenas cambió. El Valencia, muy cómodo con su juego, no sufría lo más mínimo y también tuvo que hacer cambios, en su caso por obligación. Racic primero y Paulista luego dejaron el césped para dar entrada a Diakhaby y Carlos Soler. Y precisamente el '10' fue el encargado de ponerle el lazo al derbi. Foulquier -que mostró un nivel altísimo- provocó un penalti que transformó el canterano para devolver la sonrisa a los valencianistas. El Villarreal, por su parte, sigue inmerso en una peligrosa dinámica.