Capaz de lo peor y de lo mejor. Así fue el Valencia en el Martínez Valero. Como si estuviese en la novela de Robert Luois Stevenson, mostró una cara en la primera mitad y otra en la segunda. Fue Dr. Jekyll & Mr. Hyde. Tras un primer tiempo horrible, superado por un sobresaliente Elche que parece que lleve años compitiendo en Primera, despertó, aunque demasiado tarde. Los dos goles iniciales de los ilicitanos fueron una losa demasiado grande.
Ante la notable baja de Maxi Gómez, Guedes acompañó a Gameiro y se mostró doble lateral Lató – Gayá por banda izquierda. El encuentro amaneció con mucha igualdad, pero a ambos equipos se le fundían los plomos cuando llegaban a la zona de peligro. Hasta que a Josan se le encendió la bombilla. En el primer tiro del partido, se sacó un zurdazo con rosca que hizo imposible la estirada de Jaume. Golazo.
Un tanto que envalentonó al Elche y hundió al Valencia. El conjunto che, inmerso en un rondo eterno donde siempre eran defensores, se hartó de correr tras la pelota y padeció un calvario. Y los ilicitanos, muy a gusto, aprovecharon un error en defensa para hacer el segundo. Fidel, con un zurdazo, mandó el balón al fondo de las redes. Naufragio total.
Tras el receso, se cambiaron las tornas. Mejoró el cuadro de Gracia –aunque tampoco era difícil- y el Elche se dedicó a defender. Empezó otro partido. El esperado. Donde el Valencia dominaba, encerraba al rival y buscaba marcar. Se movieron fichas del banquillo, y Gabriel, Carlos Soler y Gayá hicieron trabajar a Edgar Badía. Porterazo.
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Frenesí en el tramo final. Lato recortó distancias zafándose del guardameta y acto seguido, Verdú salvó el empate sobre la línea a tiro de Manu Vallejo. Asediaban los valencianistas, pero tras el pitido final fueron conscientes que no vale con hacer una parte buena si la otra la tiras. Y el Elche, que supo jugar su partido a las mil maravillas, se llevó el premio en el derbi regional.