No llegó la revancha de Croacia. Ni a la tercera. Los balcánicos asustaron de lo lindo a su verdugo mundialista, al que le bastó un par de ráfagas para salir airoso de Zagreb. La individualidades de Griezmann y Mbappé neutralizaron al sólido bloque balcánico. Francia continúa colíder.
Paul Pogba fue uno de los damnficados de la política de rotaciones establecida por Deschamps. Hasta seis posiciones modificó el de Baiona respecto al encuentro ante Portugal. Sin el ritmo parsimonioso del futbolista del United, Francia se asoma a la cornisa, tanto para lo bueno como para lo malo. La primera media hora de la campeona mundial fue vertiginosa. En un suspiro llegó el 0-1 de Griezmann. Despeje tibio de Vida y el azulgrana que arma la zurda para estrellar la bola en la parte inferior del travesaño y alojarla en la red. ‘Bailecito’ desacomplejado del ‘Principito’, el mejor ‘bleu’ sobre el campo. Desaprovechó acto seguido Mbappé el segundo. Excesivamente confiado en la definición tras una combinación con Martial. Error a puerta vacía.
Creció Croacia con Perisic en la izquierda, domando una vez tras otra al madridista Mendy. Pasalic no embocó un centro del ‘4’, entorpecido por Lenglet y un pie salvador de Hugo Lloris. El central del Barcelona rondó el 0-2 tras una falta lateral servida por Griezmann.
Monológo balcánico
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Certificó su mejoría tras el receso el combinado de Zlatko Dalic hasta lograr el empate. Definición cinco estrellas de Vlasic. Controló con la izquierda un pase de Brekalo y, en un movimiento de trilero, empaló de exterior a la cepa del poste. Imposible para Lloris que sólo pudo seguir la trayectoria del balón con la mirada. Estaba Francia deslumbrada, contemplativa y excesivamente a merced de su oponente. Pero, si algo tiene este equipo, es el talento individual y a él requirió para resolver el entuerto. Tres toques, Pogba-Digne-Mbappé, fueron suficientes para confeccionar el tanto del triunfo. La practicidad hecha fútbol. Cien por cien sello Deschamps.