El conjunto de Mancini tuvo toda la posesión pero le faltó pegada arriba. Los polacos pudieron incluso llevarse la victoria tras estar buena parte del partido encerrados atrás.
Italia puso el fútbol en la primera parte. Mancini apostó por volver a incluir a Insigne de falso 9, recurriendo así al 'método Sarri' para tratar de derribar un muro polaco que se mostró infranqueable. El conjunto italiano tuvo el dominio aplastante de la posesión de balón ante una Polonia que ni siquiera se acercó a la meta de Donnarumma, y eso que contaba con una dupla atacante formada por Milik y Lewandowski, con Piatek en la recámara.
Quizás eso fue lo que le faltó a Italia: la pegada de los delanteros polacos. La superioridad en el césped no se plasmó en el marcador pero los de Mancini gozaron de dos buenas ocasiones para romper el partido. Insigne tras un centro de Chiesa estrelló su remate al larguero y Chiellini, a la salida de un córner, realizó un cabezazo demasiado picado. El partido tarde o temprano debía caer para Italia. Pero no fue así.
En la reanudación, la selección italiana siguió su ritmo y apretó de lo lindo a una Polonia que tan solo podía achicar agua ante las embestidas rivales. Pero lo cierto es que Italia tampoco gozó de buenas oportunidades para abrir la lata. Los polacos, por su parte, tuvieron una clara de Grosicki pero Donnarumma estuvo espléndido malbaratando el remate.
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De hecho, Polonia dio un paso al frente con el paso de los minutos e incluso pudo llevarse la victoria con buenas aproximaciones del propio Grosicki y de Milik. No obstante, el destino le guardó el protagonismo a Biraghi. El lateral izquierdo puso el 0-1 en el marcador en el último suspiro cuando Italia ya se conformaba con el empate. Justa victoria italiana.