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Bernal, como un alud a por la gloria

El colombiano arrebata el amarillo a Alaphilippe y Pinot abandona por lesión

La carrera acabó a 25 km de la meta por la nieve y el granizo acumulados en la carretera

Bernal, ganador y nuevo líder tras una etapa histórica / | PERFORM
X. Serrano

Solo la naturaleza en su forma más brutal parece capaz de contener la ascensión de Egan Bernal a los altares del ciclismo. Cuando todos desfallecen el bogotano vuela, engullendo incansable el asfalto al encuentro con las nubes. Libre, incontenible a más de 2770 metros de altura en la cúspide del colosal Iseran. Casi inexpugnable para la gran mayoría de los mortales, pero donde Bernal parece arropado, como devuelto a las cimas de su Colombia natal donde aprendió a amar la bicicleta. 

A sus 22 años y en su segunda participación en la Grande Boucle, el ciclista del Ineos conquistó el maillot amarillo a falta de dos etapas para el desenlace del Tour. Quién sabe si su victoria no habría sido definitiva de no ser por un corrimiento de tierra, que unido a una intensa granizada previa obstruyó la carretera y obligó a finalizar la jornada a unos 25 km de la meta.

Tal es el descaro del bogotano que ante semejante afrenta hasta la mismísima naturaleza pareció interceder para frenar su despegue en la general. A 48’’ queda Julian Alaphilippe, fundido en su solitaria epopeya, y a 1’16’’ Geraint Thomas, el líder doblegado.

La hora del desengaño

Y mientras Francia llora, desencantada ante las ilusiones frustradas. Cómo no soñar en un nuevo campeón patrio 34 años después tras semanas de insospechado liderato francés, con Pinot habiendo conquistado los Pirineos. Tales eran los anhelos de gloria, tan cercana se antojaba la hazaña, que el vacío posterior es demoledor. Así de crueles son las montañas, insensibles a las fronteras trazadas por los seres humanos.

Las lágrimas de Francia son las de un Thibaut Pinot roto, que en estéril esfuerzo combate una desgarro muscular en la pierna izquierda que ya ha dictado su suerte. Apenas ha arrancado la etapa y se le escapa el llanto mientras pedalea, superado por el dolor y ya a más de tres minutos del pelotón. Su equipo le asiste en marcha, le venda la zona afecta y el galo persiste. Hasta que la tozuda fatalidad le doblega, abandona la bicicleta y se deja arropar, desconsolado, por el calor de su equipo.

Resiste maltrecho Alaphilippe, el hasta ahora líder tambaleante, caído en la ascensión al Iseran. El techo del Tour, a 2770 metros de altura con 12,9 km de ascensión a un desnivel del 7,5%. Solo, casi abandonado a su suerte, el francés flaqueó cuando a cinco km de coronar el coloso alpino el Ineos lanzó el ataque definitivo. 

El golpe de Ineos

Hasta entonces los favoritos habían rodado juntos, con Castroviejo (Ineos) y Asgreen (Deuceninck) tirando del pelotón para mantener por debajo de los dos minutos a la veintena de escapados que iniciaron la subida la Iseran, con corredores de la talla de Urán Valverde entre ellos. Los fugados se habían agrupado antes de subir el Monteé d’Aussois (2ª, 1467 m con 6,5 km al 6,2%) para ascender también unidos al col de la Madeleine (3ª, 1746 m con 3,9 km al 5,6%). Todo partía de la prematura fuga del cuarteto Nibali- Martin-Herrada-Bilbao, adelantados en la Côte-Saint-André (1165 m con 3,1 km a 6,8%).

Todos estos esfuerzos pasaron factura cuando Ineos atacó. El peón Castroviejo se echó a un lado y ahí que fue el líder, aunque este no resultara ser el dorsal número 1. Primero despegó Thomas con un potente cambio de ritmo correspondido por Kruijswijk y superado por Bernal. Alaphilippe intentó seguirles, pero carente de apoyos acabó relegado. Sí logró reengancharse Mikel Landa, a rueda del galés del Ineos.

Pero a todos ellos no les quedó más remedio que ver partir a Bernal, incontenible en su ascensión. Más fuerte que ninguno, el bogotano fue superando a los fugados exhaustos, con Simon Yates como único corredor capaz de contener su estela. El colombiano coronó en solitario el Iseran a 2’07’’ del depuesto Alaphilippe y se lanzó en picado a la conquista de Tignes, final de la etapa a 2089 m con7,4 km al 7%. 

 

Pero de pronto el desconcierto se apoderó de la carrera. Los vehículos de la organización pedían a los ciclistas que pararan e incrédulos los corredores no parecían saber muy bien qué hacer. Escasos kilómetros más adelante, una avalancha había obstruido la carretera, ya en precario estado tras una fuerte granizada. La etapa había acabado. Un alivio para Alaphilippe que suaviza la victoria de Bernal, que ya se ve de amarillo recorriendo los Campos Elíseos. Sólo Val Thorens le separa ya de la gloria.