Si algo demostró Novak Djokovic en Cincinnati es que no hay nada imposible para él. Tuvo varias situaciones adversas, desde el clima hasta un imperial Marin Cilic en semifinales... pero no le asustó nada. En la final, a punta de buen tenis y técnica, sólo necesitó de dos sets para deshacerse de Roger Federer, siete veces campeón del certamen. El suizo, dosificado en sus esfuerzos, no pudo hacerle frente al desbocado ascenso.
Fue un aviso de lo que verá en el US Open. Desde lo más alto del ránking mirando a sus dos principales competidores está Rafa Nadal. Flushing Meadows se relame de lo que verá a partir del 27 de agosto.
NOVAK, SUBIENDO
El de Belgrado, si bien no tuvo el brillo de otrora en Cincinnati, pisó fuerte en lo que era tierra negra para él. Hizo historia. Es el único tenista que ha hecho la ‘ronda completa’ de Masters 1000 y Grand Slam, ganándolos todos. Su primera víctima fue Guillermo Cañas hace más de una década, exactamente en el Masters 1000 de Miami de 2007. Desde ahí no paró: Indian Wells, Monte Carlo, Madrid, Roma, Toronto, Montreal, Shanghai, París y el domingo pasado en Cincinnati, el serbio dejó su rúbrica para siempre.
Su calvario con el codo, cambios en el staff técnico y la falta de ritmo le pasaron factura, pero Nole sepultó sus fantasmas en Wimbledon y comenzó un ascenso que ahora le tiene como el sexto mejor tenista del mundo, buscando coronar en Nueva York la cúspide de su tenis siempre tan bien laureado.
NADAL, RESERVADO
Rafa prefirió descansar en Cincinnati con miras a mantener lo más alto del Top Ten, lauro que ostenta desde hace 186 semanas. Para ello, necesitará mínimo acceder a las sefiminales en el US Open, algo que no tendrá fácil con la vuelta de Djokovic. Cinco eternos sets en semifinales de Wimbledon le valieron al de Manacor para darse cuenta que el serbio no venía bromeando.
Es consciente de que el dominio, tal como llega, se puede ir ante él o ante Federer: “Hay dos opciones para explicar el hecho de que tres jugadores estén dominando el circuito durante tanto años: o esos jugadores (Federer, Djokovic y él mismo) han sido especiales o que los que vienen de abajo no han sido suficientemente especiales. Son las dos variantes y no sé decir cuál es la correcta, eso es cosa vuestra”, apuntó en conferencia hace algunas semanas.
ROGER, EL DE SIEMPRE
A Federer nunca se le puede descartar en ningún torneo del que participa. La relativa facilidad con la que Nole se lo sacó de encima en el Masters 1000 puede engañar con respecto a su nivel, pero siempre tiene tenis para regalar.
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El Nº2 del mundo apunta al US Open, torneo que le es esquivo desde 2008, perdiendo dos finales ante el argentino Juan Martín del Potro en 2009 y, justamente, ante Djokovic en 2015. La sangre en el ojo de un campeón siempre es amenazante, y más con Roger.