Como siempre suelen decir los entendidos, de las derrotas siempre se sacan más cosas positivas que de las victorias. Y eso es lo que debe pensar Andy Murray que este viernes puso punto y final a su participación en el ATP 500 de Pekín al caer en cuartos de final ante el austríaco Dominic Thiem (6-2 y 7-6(3)).
No era la primera prueba de nivel a la que se enfrentaba Andy esta semana. La primera, con su ranking protegido, la superó y con nota ante el italiano Matteo Berrettini (7-6(2) y 7-6(7)). Este viernes se enfrentó a su primer 'top 5' desde su regreso y, a pesar de caer eliminado, compitió y de lo lindo.
Thiem, todo un finalista de Roland Garros, necesitó casi dos horas para inclinarlo. Venció en dos sets, pero la sensación que dejó el británico es que parece haber encontrado el camino de vuelta. La intensidad empieza a recordar la de aquel tenista inagotable sobre la pista que cuenta con tres títulos de Grand Slam en su palmarés (dos en Wimbledon y uno en el US Open) y también dos oros olímpicos (en Londres 2012 y Río 2016).
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Se marcha de Pekín escalando más de 200 posiciones en el ranking y, desde el próximo lunes, aparecerá dentro del 'top 300' de nuevo. Recibirá invitación para el Masters 1000 de Shanghái y, allí, tendrá la posibilidad de seguir escalando. Murray se reencuentra en tierras asiáticas.