Marin Cilic es el flamante campeón del US Open 2014, el último ‘grande’ de la temporada. El pupilo de Goran Ivanisevic se convirtió en el cuarto campeón de Grand Slam de este año al doblegar al japonés Kei Nishikori por 6-3, 6-3 y 6-3 en una hora y 54 minutos.
El croata tenía 16 años la última vez que la final de un ‘grande’ no vio a ningún miembro del Big Four en acción (2005, Open de Australia, Safin derrotó a Hewitt). Supo aprovechar esa oportunidad de oro: con confianza, sin nervios (algo poco habitual para un debutante en una final de esta importancia), con el esquema de juego y el ritmo de partido claro en su cabeza, Cilic no se salió del guión que probablemente trazó con Ivanisevic en el vestuario. Usó las armas que tiene, empezando por su saque (17 aces y una gran variedad de servicios, prácticamente no repitió uno en todo el partido). Pero Marin no es sólo saque. Tiene juego de fondo y puede sentenciar el punto en la red, tiene buena muñeca, se mueve muy bien para sus casi dos metros de altura y atesora inteligencia. Capaz de ser agresivo y de defenderse con garantías.
Al otro lado de la red un Nishikori que en ningún momento se pareció al hombre que había apeado, consecutivamente al quinto cabeza de serie (Raonic), al tercero (Wawrinka) y al número uno (Djokovic). Lo que debería haber hecho, cambiando las alturas, buscando los ángulos cuando había ocasión, lo hizo Marin. Así desbordó también a Berdych (5) y Federer (2). Nadie ha remontado un 0-2 en la final desde Pancho Gonzales... ¡en 1949! y no iba a ser ayer el día en que ese registro cambiara de dueño.
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Segundo croata campeón de Grand Slam. Y el primero, en la grada, aplaudiendo a su pupilo.