Tras estar alejada de la competición durante un mes y pasar por alto las citas de San José y Toronto, Garbiñe Muguruza volverá a competir en el Premier 5 de Cincinnati, antesala del US Open, último Grand Slam de la temporada que arranca el próximo 26 de agosto. Ya se ha recuperado de las molestias que venía arrastrando en su muslo izquierdo y está lista, física y mentalmente, para volver a luchar al máximo nivel.
La natural de Caracas no juega un partido oficial desde su eliminación en primera ronda del pasado Wimbledon ante la brasileña Beatriz Haddad Maia el pasado 2 de julio. “Mis planes son no jugar en una temporada. Dejar la raqueta un rato, tomar días de descanso y cuando sienta las ganas de volver a jugar, jugaré”, decía pocos minutos después de su prematura caída. Esta ausencia de partidos oficiales durante las últimas semanas coloca a Garbiñe, a día de hoy, la número 28 del ranking WTA, su posición más baja desde que alcanzase el número uno en septiembre de 2017.
CAMBIO DE AIRES
Poco más de una semana después de su derrota en el ‘grande’ londinense, Muguruza daba un paso adelante y anunciaba el fin de su relación profesional con el francés Sam Sumyk con el que había conseguido levantar sus dos títulos de Major (Roland Garros 2016 y Wimbledon 2017), además de alcanzar la cima del tenis mundial.
Este lunes, Garbiñe vuelve al circuito y lo hace acompañada por una veterana que la conoce a las mil maravillas, Anabel Medina. La capitana del equipo español de Copa Federación le acompañará en Cincinnati y en el US Open. Su debut está previsto para este martes y, en el otro lado de la red, tendrá a la estadounidense Madison Keys, a la que ya ganó precisamente en este mismo torneo hace un par de años.
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En la cita estadounidense también participará la canaria Carla Suárez, que se enfrenta el martes a la rusa Ekaterina Alexandrova, número 48 del ranking mundial.