Gael Monfils es un auténtico espectáculo en una pista. El 'hombre de goma' es un atleta de la cabeza a los pies. Capaz de saltar por encima de una red como si de un especialista de vallas se tratara o de lanzarse a por una bola imposible y quedar suspendido en el aire durante unos segundos en un vano intento de volar.
Eso es lo que ha sucedido en el segundo set de su duelo con el ruso Andrey Kuznetsov. Monfils ha querido responder a un golpe, angulado y profundo, del ruso y aunque tenía tiempo de llegar, se ha lanzado al más puro estilo Boris Becker. Era totalmente innecesario.
Gael no se anotado el punto pero sí se ha ganado los aplausos del público... y un corte en un dedo de la mano derecha, producto de la fuerte caída posterior con la raqueta en la mano. Ha podido concluir para alcanzar, por primera vez en 11 intentos, los cuartos de final del Open de Australia en los que se enfrentará al canadiense Milos Raonic, verdugo de Stan Wawrinka.
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""Realmente no sé porqué lo he hecho. Quizá la idea ha cruzado por mi mente y he ido a por ello. Soy un competidor, quiero ganar cada punto... creo que puedo hacerlo todo, incluso volar", ha dicho Monfils en rueda de prensa.