Novak Djokovic, vigente defensor del Abierto de Australia y campeón, también, en 2008, 2011, 2012 y 2013, envió este martes una escalofriante advertencia a su próximo rival en semifinales, el suizo Roger Federer, tras deshacerse del japonés Kei Nishikori, séptimo cabeza de serie del torneo, por un rotundo 6-3 y 6-2 y 6-4. La superproducción fílmica está a punto; la que podría ser una gran final en el Melbourne Park y que, por esos azares del destino, será la penúltima ronda, caliente motores entre el fervor de quienes rinden pleitesía al veterano suizo de 34 años y los más pragmáticos, decididamente entregados al juego demoledor del serbio.
El número uno del mundo ni siquiera necesitó jugar a su mejor nivel para deshacerse del japonés, contundente en alguno de sus golpes y tambièn en el servicio, pero que se condenó tras cometer 54 errores no forzados. Eso es algo que se paga muy caro y que los focos del Rod Laver Arena se encargaron de evidenciar
Solo en el tercer set saltaron chispas de emoción cuando Nishikori consiguió romper el servicio del serbio en dos ocasiones para ponerse por delante 1-3, pero el japonés no pudo capitalizar su propio servicio y arrojó su raqueta a la pista en una clara muestra de frustración.
El jugador de Belgrado, de 28 años, recuperó la fiabilidad perdida en su anterior compromiso ante el francés Gilles Simon, corrigió el capítulo de errores no forzados y castigó la falta de contundencia de su oponente.
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Djokovic lanzó un tiro ganador de revés cruzado que cerró el partido y hará su sexta aparición en las semifinales en Melbourne Park, después de haber vengado su derrota ante Nishikori en el Abierto de Estados Unidos de 2014, en semifinales.