David Ferrer unió su nombre a los de Rafa Nadal, Feliciano López, Guillermo García-López y Garbiñe Muguruza en los octavos de final del Open de Australia 2015 gracias a su trabajada victoria sobre el francés Gilles Simon por 6-2, 7-5, 5-7 y 7-6 (4) tras tres horas y 36 minutos de un durísimo encuentro.
El tenista de Xàbia tuvo que bregar de lo lindo ante un rival con un estilo de juego muy similar: corren, puntos largos (uno del cuarto set llegó a suponer hasta 30 intercambios), luchan hasta la extenuación, nunca se rinden. Parecía tener encarrilado el duelo 'Ferru' tras anotarse la primera manga y dominar la segunda por 4-3 y saque. Pero Simon no estaba dispuesto a vender fácilmente su piel mientras que David pecó de algo de ansiedad. Quería resolver rápido y eso, cuando tienes a un luchador como el francés al otro lado de la red, no es fácil. Necesitaría otro saque, con 6-5, para sentenciar el set.
Los problemas para el alicantino llegaban cada vez que sacaba para sentenciar. Simon, a contracorriente, cuando parecía tenerlo todo perdido, sacaba su mejor tenis. Y a Ferrer le sucedía lo contrario: su brazo parecía encogerse en el peor de los momentos. Porque volvió a ocurrirle en el tercer parcial: 'break' para Simon cuando Ferrer servía para partido... y la cosa se lió hasta el extremo que se irían a una cuarta manga.
Ferrer fue entonces a por todas. Y se situó, jugando a un gran nivel 5-2 y saque. Los fantasmas, de nuevo, aparecieron en la Margaret Court Arena. Sirvió por segunda vez para ganar... y no lo logró. Ni tampoco a la tercera. De nuevo, en problemas, con un Simon crecido y un David que iba bajando la cabeza y que empezaba a dar signos de fatiga. Se llegó al 'tie break' y allí Ferrer se puso con ventaja de 6-2. Cuatro puntos de partido. O ahora o nunca. Salvó dos Simon pero no así la tercera... 'Ferru' no podía ni celebrarlo. Una imagen insólita: exhausto, sin aire... la batalla física y la tensión, el desgaste mental, pasaban factura. Ahora dispondrá de 24 horas para recuperarse y preparar su duelo en octavos con el japonés Kei Nishikori, otra roca.
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La victoria tiene que reforzar la confianza de Ferrer, invicto en 2015 tras su título en Doha y estos octavos de final en Melbourne. Son ocho triunfos consecutivos.