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Gavi, el chaval de 18 años que se coronó ante el Madrid

Impresionante actuación del canterano, que marcó el primero, asistió a Lewy en el segundo y a Pedri en el tercero

Xavi le situó por la izquierda, desconcertó a los blancos y recibió el MVP del partido

Gavi, MVP del partido, habló en rueda de prensa / | RFEF

Fue la final de Gavi. A veces se nos olvida, porque viéndole jugar parece un veterano curtido en mil batallas, pero solo tiene 18 años y fue la mecha que encendió la victoria sobre un Real Madrid que no supo cómo frenarlo.

Gavi tiene la capacidad de desconcertar al rival porque se mueve por todo el campo. Pero con criterio, no como un pollo sin cabeza. Va a todas, aparece por todos los sitios del campo, corta el balón después de pegarse una carrera de 30 metros... y además, marca y asiste. ¿Qué más se puede pedir? Su actuación fue magistral.

Reencuentro con el gol

Xavi Hernández le situó por la banda izquierda cuando todas las apuestas apuntaban a Pedri en esa posición, la de cuarto centrocampista, la que permite desplegarse en ataque pero también ayudar en defensa. Le va como anillo al dedo para un futbolista de las características del sevillano y así fue desde prácticamente el primer minuto de la final.

Gavi fue indetectable, nadie le consiguió frenar. Desquició a Carvajal, porque le obligó a salir de su posición. Y tuvo la virtud de encontrar los espacios y desmarcarse. El gol no es su mayor característica, no marcaba desde el mes de febrero contra el Atlético de Madrid, pero fue el encargado de abrir el camino del triunfo, una recuperación de Busquets que pasó al primer toque por Pedri y Lewandowski antes de llegar al de Los Palacios. Botas desatadas y su característico gesto apretando la lengua, pleno de concentración, para batir a Courtois en la media salida del belga.

Vestido con el traje de asistente

No acabó ahí su repertorio. El que nunca tiene la "barriga llena", parafraseando a Carlo Ancelotti, es Gavi. Siguió corriendo como un jabato y se vistió de asistente, un traje que en Riad también le sentó a medida. Primero para recibir un gran pase de Frenkie de Jong al filo del descanso, correr a campo abierto y ver a Lewandowski, siempre el polaco en la posición del gol.

Y después, ya en la segunda mitad, para ser decisivo en la sentencia, no sin antes robar un par de balones providenciales. Desde la izquierda dio un pase medido a su compañero y amigo Pedri.

 

Gavi cuajó un partido para enmarcar. De aquellos que se recordarán durante mucho tiempo y que aumentará, sin duda, la legión de fans que están rendidas al desenfado de este chaval que se multiplica y se lo deja todo. A menudo, da la sensación que correteando sobre el césped hay varios Gavis. Solo es uno en realidad, pero el MVP de la final vale por muchos.

Gavi