Riad volvió a ser el oasis que tanto perseguía el Barça de Xavi. Si hace dos años la capital saudí apreció los brotes verdes en un clásico perdido en la prórroga con la cabeza muy alta y el pasado, asistió a una lección magistral, los azulgranas tendrán la oportunidad este domingo (20.00 horas) de dar un nuevo golpe encima de la mesa ante el máximo rival. Se viene un superclásico.
Solo 24 horas después de la trepidante semifinal entre el Real Madrid y el Atlético, lo de ayer pareció formar parte de otra competición. Los primeros 45 minutos de ritmo cansino y lenta circulación provocaron más de un bostezo.
Al Barça le tocó masticar mucha arena contra Osasuna, trabajar desde la posesión y buscar espacios imposibles. Una tarea de pico y pala, sin alardes y desagradecido.
Es cierto que el planteamiento del rival fue defensivo y hubo que desgastar a los rojillos, como también que en todo el primer tiempo, los desmarques y el desequilibrio brillaron por su ausencia.
Hay veces que los cambios de rumbo de un partido no los motiva tanto la táctica sino una circunstancia, una casualidad, en este caso en forma de lesión.
Seguro que Xavi Hernández tocó en los vestuarios del Al-Awwal Stadium las teclas para encontrar más profundidad, pero el partido comenzó a cambiar cuando, a poco para el intervalo de una primera mitad tediosa, Lamine sustituyó a un dolorido Raphinha. Con el de Rocafonda saltó la chispa y el equipo regresó al césped con otra mentalidad.
Cambios providenciales y MVP de Frenkie de Jong
De golpe, el Barça encontró agua en el trayecto, Lewandowski recuperó su olfato goleador sin necesidad de acudir al punto de penalti y con el primer gol, se hizo la luz.
No hay triunfo del Barça sin sufrimiento, y en algunos momentos, Osasuna se acercó provocando el pánico... hasta que llegó el segundo. Merecidísimo que lo firmara el chaval, Lamine Yamal, tras culminar una muy buena acción colectiva del equipo de Xavi.
Regresó Pedri y el canario volvió a dejar detalles de su inmensa calidad, hasta a Joao Félix -entraron juntos- pareció sentarle bien el ‘castigo’ de la suplencia. De Jong fue elegido el MVP porque la clase siempre da votos y el Barça pudo dar el clic reclamado por Xavi en la rueda de prensa previa.
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El trabajo no está hecho, ahora espera un Real Madrid que habrá tenido un día más de descanso. La reedición de la finalísima del año pasado. ¡Qué bien le iría a este Barça repetir la exhibición!