Este hashtag aparece en muchas de las publicaciones de la cuenta de Instagram de Ana Antic. Ésta sería la parte teórica de una escuela emocional que ha marcado a la que es digna hija de su padre. Ella lleva muchos años con un nombre propio que la vincula a la moda, al fútbol y al estilo de vida. Sus inicios como estilista de ‘celebrities’ la llevaron a configurar una agenda de contactos impresionante y amigos a los que cuida casi tanto como a sus dos hijas. Empática, elegante y muy generosa, lleva el ADN ‘futbolero’ con orgullo y pasión. “Amo este deporte que me ha acompañado a lo largo de mi vida. Mi abuelo materno ya fue presidente de un club en Serbia por lo que mi madre se crió entre balones y no he visto a una mujer más ‘hincha’ y con más conocimientos futbolísticos que ella. Se casó con mi padre y a partir de ahí, un ir y venir con sus hijos y su marido por todo el mundo. ¿Difícil? Complejo pero todo un aprendizaje, una oportunidad de conocer personas y culturas y la posibilidad de sumar un poquito de cada una de ellas”, explica Ana.
Aún se emociona recordando el homenaje que hace pocos días el Atleti rindió a Radomir Antic y “me alegro mucho que este equipo haya ganado la Liga. ¿Real Madrid y Barça? También los llevo en el corazón porque toda la familia compartíamos el trabajo de mi padre, íbamos a todos los partidos y veíamos como los preparaba”. Y añade que “era psicólogo y jugaba al ajedrez por lo que ambas cosas le ayudaron en el fútbol. Era ordenado, organizado y perfeccionista. Amante de la familia, su obsesión era la de hacer piña y equipo”. ¿Se parece a él? “Bastante, aunque él era único. Caía bien a todo el mundo. Hablaba con uno, con otro... lo contaba todo. Subía a un taxi y le tenía que decir: ‘papá, que le estás descubriendo la táctica del domingo a este señor’. Era encantador”.
Ese ‘sello Antic’ lo ha transmitido a su hija y su hijo, fan acérrimo y socio del Barça igual que sus nietos. Valores, educación y saber estar son marca de la casa. Hombre elegante -“era de los pocos entrenadores que dirigía un partido vestido de traje”- contagió su pasión por la moda a Ana. Para ella, “va de la mano del fútbol. Los futbolistas son una marca, representan países y se han convertido en referentes”. Desde su empresa AAkhu-Ra asesora a otras en cuento a posicionamiento de producto, trato al cliente y tiene una varita mágica con la que conecta a unos con otros. Un día a día de vértigo que no le impide tumbarse en el sofá junto a su madre y “ver partidos, uno tras otro. Y celebro los éxitos de mis amigos como mi padre, con los puños hacia arriba. ¿La final de la Champions? La veré, por supuesto, y por mis amigos Laporte y Ferran Torres espero que la gane el Manchester City”.