“El ‘después’ del sufrimiento es lo que más me gusta. No hay sensación igual”. Quien lo afirma es Eva Llinàs, economista, directora de banca privada del Banc de Sabadell en Platja d’Aro y “deportista aventurera”, según definición propia. Personalmente, creo que se le queda corta. Con treinta y tantos -las nuevas veinteañeras, dicho sea de paso- y sin haber hecho más que ir al gimnasio un par de veces por semana, decidió darle un plus a las zapatillas y echarse a correr. Desde entonces, nada se le resiste. ¿Límites? “Pocos o ninguno”, asegura.
Seis días en el desierto. Maratón Des Sables. Pies destrozados. Kilómetros y kilómetros prácticamente sola y con apenas un veinte por ciento de participación femenina. “Las mujeres, en general, tienen miedo de enfrentarse a algo así -reconoce-. Los hombres se ven capaces de todo y a nosotras nos cuesta más. No tenemos referentes ni demasiados apoyos. Es curioso porque cuando te apuntas a una prueba, ellos siempre se ponen por encima de lo que son y las mujeres, por debajo. Y eso que nosotras somos más resistentes. Pero la carrera nos coloca a todos en nuestro sitio”.
Con una mente sana y fuerte, Eva Llinás nos desvela una de las claves de su resistencia. “Pienso en horas, no en kilómetros. Eso me va bien”. Ama la montaña por encima de todo y es tan inquieta que “ya noto que hay cosas que, por repetidas, no me motivan tanto. Todo lo que me puede pasar, ya lo sé. Lo que voy a comer y lo que me va a doler, también. Quiero algo nuevo. ¿Por ejemplo? Aún no he competido en bicicleta así que ya puedes imaginar por dónde irán los tiros”, afirma riendo.
Marruecos, Perú, Costa Rica o Fuerteventura -“donde empezó todo”- son algunas de las carreras de autosuficiencia en las que ha participado con éxito. Más allá del despacho y de los números hay mucho mundo por recorrer y mucha adrenalina esperándola.