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No fue un sueño

Hace exactamente diez años, el Málaga se preparaba para rubricar un histórico debut en la Liga de Campeones

Hoy la entidad lucha por sobrevivir

El Málaga alcanzó los cuartos de final de la Champions League en 2013 / | LAURENT DUBRULE

Febrero irrumpía en Málaga con aires de primavera. Por la Rosaleda desfilaban medios internacionales buscando respuestas al fenómeno futbolístico del momento. La televisión brasileña preguntaba por la recuperación de Baptista y la exuberancia de Weligton. La prensa alemana recordaba cómo dos ex del Bayern, Santa Cruz y Demichelis, seguían mandando en sus respectivas áreas. Los flashes nacionales perseguían a Isco, puro descaro en una medular donde Iturra y Toulalan compartían jerarquía. Delante de las cámaras (y del ataque malaguista), Joaquín repartía fintas y gracias. Marcarle era cosa seria. Y marcar era, para Saviola, una rutina, el refugio de los cronistas.

Se respiraba en la capital de la Costa del Sol una felicidad embriagadora. La Rosaleda contaba los días para volver a escuchar el himno de la Champions. Pocos hubieran presagiado entonces que su afición estaría hoy contando los puntos que necesita su equipo para escapar de la zona de descenso a Primera RFEF. Han pasado diez años, una travesía implacable, pero el recuerdo de aquellos días sigue provocando alegría y dolor, un pellizco en el corazón. “Fuimos el segundo equipo de la mayoría”, reflexiona Pablo Caballero. El guardameta argentino fue uno de los artífices del ‘Euro Málaga’, un equipo que, en su debut en la Champions, firmó una actuación memorable.

Lluvia de estrellas

¿Pero cómo se coló entre los mejores del continente un club acostumbrado a luchar por la permanencia? A mediados de 2010 el jeque catarí Abdullah Bin Nasser Al-Thani adquirió el Málaga a cambio de 36 millones de euros. El club, propiedad de la familia Sanz, estaba en concurso de acreedores, así que la llegada del jeque fue bendecida rápidamente por la afición. “Fue un momento de subidón en una época de penurias. Y, claro, con tanta euforia nadie quiso mirar la cara oculta de la operación”, recuerda José Manuel Olías, periodista de Málaga Hoy. Como si fuera un mesías, el nuevo propietario soltó 3,5 millones de euros a Banfield y otros 3,5 a Las Palmas para contratar a Sebastián Fernández y Salomón Rondón, respectivamente. Nada mal. También contrató al técnico portugués Jesualdo Ferreira, vinculado a Jorge Mendes. La apuesta no salió bien. El equipo tuvo un arranque desastroso, por lo que Al-Thani sacó de nuevo la chequera en invierno. Y ahí sí que no se andó con rodeos: en noviembre fichó al técnico chileno Manuel Pellegrini, de grato recuerdo en Villarreal e injustamente tratado en Madrid, y un mes después llegaban Baptista (Roma), Demichelis (Bayern) e Ignacio Camacho (Atlético). También Maresca y Caballero.

El Málaga logró la salvación con mucho sufrimiento y Al-Thani se vio obligado a redoblar su apuesta. En 2011 invirtió más de 60 millones de euros en fichajes: Cazorla, Isco, Toulalan, Monreal, Sergio Sánchez, Mathijsen, Joaquín... La guinda la puso Van Nistelrooy, que llegó libre con 35 años. “Siendo un astro, era el más humilde. Nos hizo poner los pies en la tierra”, recuerda Caballero. Con todo este arsenal de talento, la primera temporada completa de ‘El Ingeniero’ fue un éxito. El equipo acabó en cuarta posición, firmando la mejor puntuación de su historia y logrando un merecido acceso a la Champions previa eliminatoria ante Panathinaikos. “Éramos un club sufridor con armas y mentalidad de gigante”, explica el portero. “No hubiéramos sido nada sin la permanencia del año anterior. Eso forjó nuestro espíritu”. Pero durante aquel histórico curso, algo empezó a oler mal. Villarreal, Valencia y Osasuna denunciaron al Málaga por impagos. La falta de liquidez y palabra no tardaría en alertar a la LFP. “Se especuló con que la familia le había cortado el grifo a Al-Thani”, concede Olías. Y añade: “De repente tuvimos que familiarizarnos con el límite salarial, por aquel entonces un concepto muy novedoso. De hecho, la Liga fue articulando su modelo de control económico ‘gracias’ al Málaga”. Esta situación se agravó todavía más cuando, en verano, el club malvendió a Cazorla y Rondón. “No pude ni despedirme. Los jugadores y el cuerpo técnico cumplimos los objetivos, pero el club no pagaba y me dijeron que necesitaban venderme”, recuerda el exinternacional español. Las altas, de hecho, fueron ‘low cost’: Iturra y Saviola llegaron libres; Roque Santa Cruz, cedido. La plantilla estuvo a punto de rebelarse ante una situación que afectaba a sus bolsillos, pero pesó el deseo de brillar en Europa y hacer feliz a una afición ilusionada... y anestesiada. “Fue Pellegrini quien convenció a los jugadores de que solo avanzando en la Champions podrían seguir cobrando sus sueldos. En aquel amago de caos, el técnico ejerció de líder y el equipo tiró del club”, confiesa el periodista de Málaga Hoy. Milan, Zenit y Anderlecht fueron los rivales en la fase de grupos. Al contrario de lo que muchos pensaban, el equipo demostró madurez y terminó primero e invicto.

Pero la salud deportiva ya no iba en sintonía con la financiera. Y el último día del mercado invernal, se tuvo que vender a Monreal al Arsenal. Y así llegamos a febrero de 2013. En octavos esperaba el Oporto. En la ida, en Do Dragão, el equipo cayó por la mínima (1-0). En la vuelta, ardió La Rosaleda para remontar la eliminatoria (2-0). En cuartos fue el Dortmund de Klopp, con Reus, Götze y Lewandowski, el que se quedó sin marcar en el fortín blanquiazul (0-0). Y en la vuelta, el cuadro de Pellegrini estuvo durante mucho tiempo clasificado para la siguiente ronda. El gol de Eliseu en el 81’, de hecho, ponía un 1-2 que parecía definitivo. “Recuerdo que me tiré de rodillas al piso con la sensación de que podía ser. Me levanté rápido. Se acercaron Demichelis y Sergio Sánchez y nos abrazamos. Les dije que ahora venía lo más difícil. Y pasó lo que pasó”, relata Caballero. Lo que pasó es que en el descuento el cuadro local enloqueció. En el 91’ empató Reus. Y a falta de 30 segundos, un central, Santana, dio la vuelta al marcador con un gol en fuera de juego. “Fue muy duro de tragar. Aún no lo he hecho”, lamenta Caballero. “Es la gran cicatriz de este club”, resume Olías.

El equipo, sin embargo, logró rehacerse y acabó la Liga sexto, posición que le hubiera permitido disputar la Europa League de no haber sido por la sanción de un año sin competir en Europa que el Comité de Control Financiero de Clubes de la UEFA decretó poco después del fin de la aventura en la Champions. “Ahí tomamos conciencia de que la situación económica era realmente grave”, explica Olías. El verano de 2013 fue el de la desbandada. Pellegrini cambió de jeque y partió hacia Mánchester e Isco fichó por el Madrid por 30 kilos. Nada volvería a ser igual. El equipo regresó a la clase media, firmó dos buenas temporadas con Javi Gracia y logró proyectar a canteranos como Samu García, Juanmi, Sergi Darder o Samu Castillejo, cuyas ventas equilibraron las arcas.

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Hasta que en 2018 bajó a Segunda, una división de la que no ha sido capaz de escapar. “El club está intervenido judicialmente desde 2020 y Al-Thani tiene una causa por blanqueo de capitales. El jeque ya no tiene el control, pero como todavía no se ha celebrado el juicio, no pueden entrar nuevos inversores”, lamenta Olías. Bloqueado insititucionalmente y sufriendo cada temporada un poco más por permanecer en Segunda; así está el club que hace una década se quedó a medio minuto de ser semifinalista de la Champions.