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Redención italiana

La ‘Azzurra’ lleva más de ocho años sin jugar un Mundial. Demasiado tiempo para una selección tan exitosa. La Euro 2020 ha aliviado el golpe

La historia del fútbol italiano dice que la selección ha dado lo mejor de sí en los contextos más complicados

Italia lleva más de ocho años sin jugar un Mundial / | ALBERTO PIZZOLI
EMILIO VALENZUELA

El 24 de junio de 2014 Italia jugó su último partido en un Mundial. Fue en Brasil, en el estadio Arena das Dunas, de la ciudad de Natal. Aquel día, italianos y uruguayos se enfrentaron en un duelo a cara de perro. El vencedor estaría en octavos y el perdedor haría las maletas. Fue un choque igualadísimo en el que hubo de todo. Una expulsión de Marchisio en el 59’, un mordisco de Suárez en el hombro izquierdo de Chiellini y un solitario gol de cabeza de Godín.

De ese partido han pasado ya casi nueve años. Un abismo en términos futbolísticos. Entre medias, una Eurocopa que no ha podido llenar el vacío de toda una generación de italianos sin recuerdos de su selección en una Copa del Mundo. “Esta es la verdadera tragedia. La victoria en la Euro 2020 solo ha conseguido que las ausencias mundialistas sean un poquito menos dolorosas. En Italia, ganar está siempre por encima de todo”, explica Andrea Fioravanti, periodista italiano.

Todos señalan al banquillo

El primer gran batacazo llegó en 2018, después de que Antonio Conte renunciara a su puesto tras dirigir a la ‘Azzurra’ en la Eurocopa de 2016. La federación italiana apostó entonces por Giampiero Ventura para el camino hacia el Mundial de Rusia 2018. Una elección que generó controversia desde el primer día. A sus 68 años, Ventura pasó de entrenar al Torino a sentarse en el banquillo de una de las selecciones más exigentes del mundo. El salto fue demasiado grande y la presión se lo acabó llevando por delante. “Me habían avisado de que habría críticas, pero no imaginaba que fueran tan fuertes”, declaró el técnico en las horas previas al duelo de la repesca, donde Italia tuvo que verse las caras ante Suecia. En 180 minutos, los italianos no fueron capaces de marcar un gol ante una selección que ocupaba el puesto número 25 en el ranking FIFA. A los suecos les bastó solo con defender tenazmente el 1-0 de la ida. “Lo siento”, dijo el capitán Buffon con la voz entrecortada. Sus lágrimas tras el partido reflejaban el sentir de toda una afición. Un descalabro que desató una verdadera tormenta en Italia. La ‘Azzurra’ estaba fuera de un Mundial por primera vez desde 1958, campeonato que precisamente se disputó en Suecia. “Ventura no tuvo el carácter suficiente para dirigir a la selección. En la vuelta ante Suecia, De Rossi tuvo que negarse a calentar para que en su lugar sacara a un delantero. Era un desastre. Italia se dedicó a poner centros al área ante un equipo lleno de gigantes”, explica Fioravanti. Ventura pasó a la historia por ser el segundo técnico que dejaba a Italia fuera de un Mundial. Nunca fue capaz de dotar al equipo de una identidad. Sin embargo, para entender las razones de ese fracaso, no solo bastaba con destituir al entrenador. Había que mirar más allá del banquillo…

Bálsamo europeo

Luigi Di Biagio se convirtió en entrenador interino hasta la llegada de Roberto Mancini, en mayo de 2018. Nada más llegar, ‘Il Bello’ tiró por tierra todos esos clichés que decían que la ‘Azzurra’ era un equipo defensivo y que los futbolistas jóvenes no tenían cabida en las convocatorias. “Este es un problema que podemos extender a toda la sociedad italiana. Aquí prefieren a los veteranos antes que apostar por el talento. No tenemos paciencia para esperar a que los chicos maduren”, argumenta el también periodista italiano Simone Pierotti.Mancini revitalizó a un equipo que languidecía. Con la juventud como premisa y la pelota como argumento principal, logró una racha de 37 partidos consecutivos sin perder, algo inédito en la historia del fútbol de selecciones. Así fue como volvieron a levantar una Eurocopa 53 años después. “Esa fue una victoria totalmente ‘Manciniana’. Un entrenador que ha conseguido cambiar la mentalidad del aficionado y el futbolista italiano. Hizo ganar a un equipo sin futbolistas de máximo nivel”, opina Fioravanti. Mancini supo incorporar a jugadores para su causa en cada uno de los partidos. Alex Meret, portero del Nápoles, fue el único de los 26 convocados que se quedó sin jugar. En la final disputada en Wembley, Italia se coló en casa de los ingleses, abrió la nevera, cogió una cerveza y les quitó el sitio en el sofá. El partido acabó con empate a uno después de que Bonucci igualara el tempranero gol de Luke Shaw. Todo se decidió en la tanda de penaltis, donde apareció el gigante Donnarumma para silenciar las miles de gargantas histéricas de los hinchas ingleses. Esa victoria supuso un bálsamo para una afición desencantada desde la no participación de Italia en el Mundial de 2018. Las calles de Roma se llenaron de banderas y aficionados que esperaban entusiasmados la llegada de sus héroes. “Es el renacimiento del fútbol italiano”, dijo un emocionado Bonucci. Para otros fue solo un espejismo.

Si en 2018 se culpó a Giampiero Ventura, en 2022 fue una mezcla de “miedo, menosprecio y falta de confianza”

Mazazo definitivo

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Nadie podía creérselo. El gol de Macedonia en el 92’ dejó sin aliento a una afición que ocho meses antes estaba celebrando la Eurocopa. La selección que había derrumbado los cimientos del catenaccio volvía a quedarse fuera del Mundial por segunda vez consecutiva. Nunca había ocurrido algo así en el fútbol italiano. “En Italia hay una generación de adolescentes a los que no les interesa el fútbol. Creo que ha podido pesar el hecho de no haber visto nunca a su selección jugando un Mundial”, expresa Pierotti. Si en la primera eliminación, ante Suecia, en 2018, se culpó a Giampiero Ventura, en esta ocurrieron una serie de circunstancias que la vuelven incomprensible. “Fue una mezcla de miedo, falta de confianza y menosprecio del rival”, opina Pierotti. En el país ni siquiera había ambiente de final porque se daba por hecho que no habría problemas ante Macedonia del Norte. Tras la debacle, la federación llevó a cabo una reestructuración completa. “Ahora todas las selecciones tienen que jugar como la absoluta, para que los futbolistas estén preparados cuando les llegue la oportunidad. Es la mejor manera para dar continuidad a un proyecto”, cuenta Pierotti. Mancini se mantuvo en el puesto porque “la opinión pública en Italia no lo culpó por la derrota. Chiesa es el único jugador capaz de aparecer en los momentos importantes”, asume Fioravanti. Como puede verse en la última lista para la fase clasificatoria de la Eurocopa 2024, ahora se busca dotar de experiencia a futbolistas prometedores. De entre los jóvenes destacan Simone Pafundi –17 años y apenas nueve minutos en la Serie A– y Mateo Retegui –delantero de Tigre de 23 años, nacido en Argentina–. Este último debutó con gol en la derrota 1-2 frente a Inglaterra del pasado jueves. “En Italia no falta talento, solo falta la voluntad de apostar por los jóvenes”, opina Pierotti. La historia del fútbol italiano dice que la selección ha dado lo mejor de sí en los contextos más complicados. Ocurrió en el Mundial de 1982 con el problema de las apuestas deportivas y la sanción a Paolo Rossi; y también en 2006 con el ‘Calciopoli’. Ahora que vuelven a verse en otra situación límite, Mancini ya ha avisado: “Iremos al Mundial de 2026 para ganarlo”