El 8 de diciembre de 2020, en el Parque de los Príncipes, el cuarto árbitro del PSG-Basaksehir llamó 'negro’ al segundo entrenador del conjunto turco. Los jugadores de ambos equipos, al escucharlo, pararon el partido como protesta. Un partido de Champions, ojo.
Al día siguiente, cuando se reanudó, los futbolistas posaron junto a una gran lona donde se podía leer ‘No al racismo’. El pasado martes, en el mismo escenario, un hincha lanzó un plátano al brasileño Richarlison pero el duelo, un amistoso de selecciones, siguió como si nada. A estas alturas ya no basta con sacar la lengua al racismo. O la respuesta es contundente y unitaria o el odio seguirá campando por los estadios.