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Maldito diario: Andrea Agnelli

Querido diario, ha pasado una semana desde que dejé de ser oficialmente presidente de la Juve

Me he sorprendido a mí mismo intentando negociarle el precio de un paquete de ravioli a la cajera del súper para cuadrar la plusvalía

Andrea Agnelli  / | TWITTER
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Querido diario, ha pasado una semana desde que dejé de ser oficialmente presidente de la Juve, pero hace tiempo que noto el vacío de poder. Me he sorprendido a mí mismo intentando negociarle el precio de un paquete de ravioli a la cajera del súper para cuadrar la plusvalía; no le ha hecho gracia que a cambio haya querido venderle unos fetuccini de otra tienda.

Mi compañía telefónica me ha rescindido el contrato cuando les he instado a cobrarme una parte de la tarifa sin declarar, que así ganábamos todos. Son viejas costumbres: en nuestro club, el blanco y el negro no solo es cosa de la camiseta, sino también de los balances. Y el guardia de tráfico al que le he ofrecido un bonito obsequio por dejarme pasar en rojo casi me hace tragar el silbato. Pero, a ver, que conste que yo siempre he querido lo mejor para los clubes. Para todos, no solo el mío. Fíjate que en la acusación contra nosotros también aparecen otros equipos. Pero, ¡vaya, vaya!, la sanción de 15 puntos solo le ha caído a la ‘Vecchia Signora’. Nos cogen el teléfono, hacen tratos con nosotros, pero, a la hora de la verdad, la Juve se lo lleva todo, los títulos y los castigos. Qué injusticia. Por suerte, fuera de Italia no me faltan amigos. Florentino y Joan, por ejemplo. Con el Barça la cosa viene de lejos. Quién sabe si todo el pastel se descubrió por culpa del intercambio entre Pjanic y Arthur... Ahí te reconozco que nos pasamos de listos. Con lo bien que pintaba la cosa hace algo más de un año. Nos acabábamos de inventar una Superliga maravillosa. Pero, por alguna razón, no acabó de gustar. Desde entonces, caímos en desgracia. La Juve dejó de ganar ligas y ahora nos volvemos a sentir como en 2006, fuera de la élite y con un montón de jugadores listos para abandonar el barco. ¿Era realmente necesario quitarnos tantos puntos? Si, al ritmo que llevábamos, después del rapapolvo que nos dio el Nápoles, tenía pinta de que ya los íbamos a perder nosotros solitos. Porca miseria. Diría que a esta Juventus no la reconozco, pero la verdad es que se parece bastante a lo que ha sido toda la vida.

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