Afección intestinal

A vueltas con el SIBO, la enfermedad intestinal 'de moda': los patólogos digestivos alertan de falsos positivos en pacientes sanos

La Sociedad Española de Patologías Digestivas se pronuncia sobre el sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado "ante el reciente aumento de interés por parte de los profesionales médicos y por la población general"

Hinchazón abdominal, gases o diarrea son algunos síntomas del SIBO. / Freepik

Ana Ayuso / Nieves Salinas

Si siente distensión abdominal, meteorismo (aquellas molestias relacionadas con la presencia de gas en el intestino), flatulencia, diarrea intermitente o estreñimiento u otros síntomas similares, seguramente le hayan mencionado en algún momento unas siglas que hasta hace pocos meses eran poco reconocibles para el conjunto de la población: SIBO. Esta afección, que hace referencia en inglés a Small Intestinal Bacterial Overgrowth, se trata de un sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado. La evidencia clínica disponible actualmente sugiere que la mayoría de los pacientes con síntomas inespecíficos como los mencionados no padecen SIBO, sino otras afecciones, como el síndrome del colon irritable.

La Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) ha querido pronunciarse sobre esta patología "ante el reciente aumento de interés por parte de los profesionales médicos y por la población general" y ha elaborado, junto a la Asociación Española de Neurogastroenterología y Motilidad (ASENEM), un artículo sobre su correcto diagnóstico. El trabajo, de la mano de los doctores Verónica Martín Domínguez, Carolina Malagelada y Cecilio Santander, se ha publicado en la 'Revista Española de Enfermedades Digestivas (REED)'.

En el documento, los doctores alertan de que "hasta un 20% de sujetos sanos, sin síntomas digestivos, pueden tener una prueba positiva para SIBO". Una de las autoras, Carolina Magaleda, secretaria general de la SEPD y médica adjunta del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Vall d'Hebron en Barcelona, aclara para

EL PERIÓDICO DE ESPAÑA

, del grupo Prensa Ibérica, que "el motivo casi siempre es un falso positivo por un tránsito intestinal rápido".

"Cuando el tránsito intestinal está acelerado (que puede ocurrir en muchas personas sanas), el sustrato del test llega precozmente al colon y el resultado parece positivo para SIBO, pero realmente no lo es", advierte Magaleda. El coordinador de Hospitalización del servicio de Digestivo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, Miguel Rodríguez Gandía, ya avisó en agosto en una entrevista para este diario de que, por "una mala información a través de las redes sociales, principalmente", se está "diagnosticando a la gente de algo que no tiene".

"Se parte de una premisa que yo creo que es incorrecta, que es que estos pacientes tienen SIBO. La mayoría de estos pacientes no tienen SIBO. El sobrecrecimiento bacteriano es una condición que se da fundamentalmente cuando hay otra enfermedad del intestino que ya estaba previamente, como una operación del intestino, una enfermedad de Crohn o alguna otra afección con trastornos funcionales del intestino, como el colon irritable, que es el más frecuente", explicaba entonces.

Rodríguez Gandía refleja que "el documento de consenso -el artículo de la SEPD- indica que, de todas las personas sanas que se hacen el test, entendiendo sanas como aquellas que tienen síntomas digestivos pero que no tienen una enfermedad, salen positivos en un 20% de los casos". "La Sociedad se posiciona en contra de tratar ese SIBO en las personas sanas a las que les sale positivo el test", porque puede ser "un falso positivo", en contraposición a si sale positivo en pacientes que se hayan sometido a una cirugía intestinal o que padezcan enfermedades como las citadas, zanja.

Los pacientes con factores de riesgo para desarrollar SIBO son los que han sido sometidos a cirugías intestinales o enfermedades que alteren la motilidad intestinal, "con afectación de su calidad de vida, déficits nutricionales o síntomas graves, por lo que "se debe seleccionar cuidadosamente el método diagnóstico y el sustrato a utilizar”, concluye el doctor Ceciliio Santander.

Contrastar los test de aire espirado

"Hay muchas dudas en la literatura de que realmente un paciente tenga SIBO y de que no sea un falso positivo de los test". Son esas mismas dudas, las que tenía hace más de medio año el doctor Miguel Rodríguez Gandía, las que refleja ahora la Sociedad Española de Patología Digestiva. Para comprobar si un paciente tiene o no SIBO, se le somete generalmente a un test de aire espirado (TAE). Con el objetivo de asegurar la rentabilidad diagnóstica "se debe realizar una selección adecuada de los pacientes con indicación correcta y factores de riesgo para desarrollar este trastorno", indican los doctores en su artículo. No recomiendan, por tanto, descartar el SIBO mediante el test de aire espirado en pacientes con síntomas digestivos inespecíficos, que no presenten factores predisponentes para esta afección.

La coautora de este artículo señala que, "como el test puede dar falsos positivos en personas sanas, lo importante es realizar el test en pacientes con riesgo para SIBO. El riesgo para SIBO está incrementado en los trastornos de la motilidad intestinal y en pacientes con cirugías intestinales"

"El test de aire espirado puede ser suficiente y útil, pero no es un test perfecto, por lo que recomendamos que lo indique e interprete un médico especialista", traslada Carolina Magaleda. Para confirmar el positivo del test de aire espirado, indica, "se podría realizar un cultivo del aspirado yeyunal (el yeyuno es la parte media del intestino delgado) y corroborar que realmente hay bacterias anómalas en el intestino delgado".

Sin embargo, este test requiere la colocación de un tubo hasta el yeyuno para obtener secreciones y analizarlas. Se trata de una prueba "invasiva y costosa", puesto que "se realiza en muy pocos centros a nivel nacional", y es por ello que se hace sólo "excepcionalmente". En este sentido, los doctores recomiendan optar por el TAE "con una recogida de muestras con el sustrato adecuado, preferiblemente glucosa". Por eso, añaden, "la rentabilidad diagnóstica del test de aliento para SIBO se obtiene con una adecuada selección de los pacientes con la indicación correcta".

"En los pacientes con factores de riesgo, para determinar si el test es realmente positivo o falso positivo, se podría hacer el aspirado yeyunal para salir de dudas", indica Miguel Rodríguez Gandía, pero matiza que, "como son pacientes que sí que pueden tener SIBO de verdad, tienen síntomas y un test positivo, que no falla tanto en la población con riesgo como en la sana, se le trata directamente con el test, porque a priori sí que es bastante posible que tenga SIBO".

Tratamiento del SIBO

Como este periódico ya investigó durante este verano, ante el aumento de menciones al SIBO en las redes sociales, los tratamientos privados que se ponen a disposición de quienes dan positivo en el test de aire espirado son costosos y pueden llegan a alcanzar los 1.000 euros, entre restrictivas dietas, antibióticos y tratamientos alternativos, como la hidroterapia y la ozonoterapia.

Sin embargo, la doctora indica que "el tratamiento del SIBO se realiza con antibióticos y mejorando la motilidad del intestino (movimiento que tiene el tubo digestivo para propulsar el bolo alimenticio de la boca hacia el ano), no con una dieta FODMAP", que es la que siguen muchas de las personas que cuentan su experiencia con el SIBO en las redes sociales y cuyas siglas responden en inglés a Fermentables, Oligosacáridos, Disacáridos, Monosacáridos y Polioles.

Esta dieta baja en FODMAP restringe durante las primeras semanas una gran cantidad de alimentos, como frutas (aguacate, manzana, mango, pera o melocotón, entre otras), cereales (principalmente, trigo y centeno), legumbres, verduras y hortalizas (alcachofa, ajo, brócoli, cebolla, pimiento rojo, setas...) o lácteos y sus sustitutos (leche, yogur, helado, nata o quesos blandos). "Todos los tratamientos tienen una eficiencia baja. Para el síndrome del intestino evitable sí que hay gente que defiende este tipo de dieta, que limita la calidad de vida y es temporal, pero que no es un tratamiento farmacológico y por eso se utiliza. Para el SIBO, el real, no de ese del que se habla, no se recomienda, porque el SIBO es una infección y no se trata con dietas, sino con antibióticos".

El tratamiento del SIBO debe basarse en mejorar el síndrome clínico y no limitarse a negativizar el test de espirado"

Verónica Martín

— Doctora y coautora del artículo

Antibiótico para el SIBO

La dieta baja en FODMAP "puede ser útil en otros tipos de problemas digestivos", asegura Magaleda, y "pueden mejorar de forma temporal la sintomatología del meteorismo y la distensión", añade su compañera Verónica Martín Domínguez, pero, al tratarse de un régimen muy restrictivo "se desaconseja su uso en el tratamiento del SIBO", concluye. 

Además, los especialistas aconsejan descartar la presencia de SIBO en pacientes con factores de riesgo, como cirugías intestinales o enfermedades que alteren la motilidad intestinal, con afectación de su calidad de vida, déficits nutricionales o síntomas graves, "seleccionando cuidadosamente el método diagnóstico y el sustrato a utilizar". Estos expertos recuerdan que debe evitarse el uso de antibióticos de forma sistemática en pacientes con patologías funcionales "muy prevalentes", como el síndrome de intestino irritable.

"El tratamiento para el SIBO, la Rifaximina, es un antibiótico muy seguro. A la gran mayoría de pacientes que tomen ese antibiótico aunque no lo necesiten no les va a pasar nada, más allá de que sigan con los mismos síntomas que tenían anteriormente. Pero los efectos secundarios de este medicamentos son, primero, que cambia la flora intestinal cuando no se necesita y, segundo, puede producir otra infección por un patógeno que se llama clostridium difficile, que sí que puede ser importante aunque es raro. Trae consigo una infección del colon bastante grave que viene con diarrea, sangre y malestar general", alerta Rodríguez Gandía. 

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El tratamiento del SIBO debe basarse "en mejorar el síndrome clínico y no limitarse a negativizar el test de espirado", dice, por su parte, la doctora Verónica Martín, también autora del documento, todo esto "mediante la identificación de las causas subyacentes y la corrección de las posibles deficiencias nutricionales".

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