Maternidad

Madres solteras por elección propia: contra las cuerdas del reloj de la fertilidad

En cinco años, las mujeres que han abrazado los tratamientos de fecundación ‘in vitro’ para tener un hijo en solitario se han doblado, según la Sociedad Española de Fertilidad

Una madre, en el campo con su hija pequeña. / Freepik

Sarai Vázquez

A pesar de que 'mamá y papá' siguen integrando el modelo de familia rey, este ya no es el único visible en la sociedad actual. Con el paso del tiempo, el abanico se ha diversificado y modernizado a partes iguales, haciéndole así un pequeño hueco a tipos de familias menos comunes, pero cada vez más presentes ahí fuera, como las monoparentales encabezadas por madres solteras por elección propia. Mujeres al alza que, contra las cuerdas del reloj de la fertilidad, dan el paso de tener un hijo en solitario a través de tratamientos de reproducción asistida, como la inseminación artificial o la fecundación in vitro.

Verónica es una de ellas. Esta valenciana siempre se planteó una maternidad tradicional, sin grandes cambios de ruta. "Como buena romántica que soy, pensaba que un hijo era consecuencia del amor por otra persona", reconoce. Más que un embarazo buscado, una bendición fruto de una relación larga y plena con la otra mitad de la naranja que, en su caso, nunca llegó. A sus 42 años y tras varios noviazgos fallidos, lleva meses sometiéndose a numerosos tratamientos de fecundación in vitro. Una soltería que tampoco le impidió a Ana, de 40 años, traer al mundo a su hijo Lucca a través de un tratamiento de inseminación artificial. "Siempre tuve muy claro que no iba a renunciar al sueño de ser madre por no tener pareja", admite.

"En estos últimos años hemos registrado un incremento del 53% a nivel nacional"

José Landeras

— Director de la clínica de reproducción asistida IVI Murcia

Dos mujeres que representan la cruda realidad de otros cientos de miles y un modo de maternidad cada vez más extendido. En cinco años, el porcentaje de mujeres solteras que deciden ser madres por elección propia a través de tratamientos de fecundación in vitro se ha doblado, según la Sociedad Española de Fertilidad (SEF): en 2016 era del 4,4%, mientras en 2020 alcanzó el 8%. Una pronunciada inclinación que también perciben desde el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), el mayor grupo de reproducción asistida del mundo. "En nuestras clínicas hemos registrado un incremento del 53% a nivel nacional. Y el aumento es aún más notable en comunidades autónomas concretas, como en la Región de Murcia, con un 74%", precisa el doctor José Landeras, especialista en tratamientos de fertilidad y director del centro IVI de Murcia. 

Es más que evidente que con los años el perfil de los pacientes de estas clínicas de reproducción asistida ha ido variando de forma gradual. Antes, las parejas estables y jóvenes -menores de los 35 años- que tenían dificultades a la hora de concebir un retoño colmaban las salas de espera. Todo esto, claro está, antes de que las madres por elección propia irrumpieran con fuerza. "Son mujeres que, por regla general, rondan los 38 años", concreta el doctor. Una edad muy aproximada a las puertas de salida de la fertilidad, que a partir de los 35 años va disminuyendo hasta la menopausia. "Estamos hablando de un cambio de edad, pero, sobre todo, de la calidad de los óvulos", precisa.

Nuevas normas en las relaciones

No es casual, ni se trata de una simple tendencia; sino que este modelo de maternidad ‘in crescendo’ responde a un claro cambio social. Las normas que dibujaban las relaciones sentimentales de nuestros mayores se han diluido con el paso del tiempo para dar paso a unas nuevas que poco tienen que ver. Encontrar a la persona adecuada para iniciar una relación amorosa y en el futuro, quizás, tener un hijo, se nos resiste más que nunca por el aumento de las expectativas. "Es paradójico, pero ahora que tenemos mayores recursos, nos movemos más y disponemos de las aplicaciones de citas, nos cuesta decidirnos. Nos hacemos una idea clara de cómo tiene que ser el padre de nuestro hijo y, claro, luego no lo encontramos. Antes esto no pasaba porque solo nos juntábamos con los del instituto, el pueblo o el barrio. Era un mercado más reducido que conocíamos muy bien. Todas las cartas estaban sobre la mesa, solo había que elegir", explica Luis Ayuso Sánchez, catedrático de Sociología en la Universidad de Málaga y presidente del comité de Sociología de la Familia de la Federación Española.

"Cada vez somos más reacios al compromiso y a todo lo que implica"

Luis Ayuso

— Catedrático de Sociología en la Universidad de Málaga

Pero la ecuación aún se complica, si cabe, por el proceso de individualización que está experimentado la sociedad actual. "Cada vez somos más reacios al compromiso y a todo lo que implica. Tenemos 

relaciones fugaces

 en las que ya no nos esforzamos por solucionar los problemas", apunta el experto. Y todo ello ha contribuido a que nos encontremos rozando el máximo histórico de personas solteras en España, con 14 millones, y una tasa de fecundidad que baja en picado cada año. "Yo ya me cansé de esperar a que esa persona apareciera en mi vida. Sabía que, en el supuesto de que llegara ahora, iba a tener que esperar unos años para conocerle bien antes de tener un hijo y no me daban los cálculos. Era ahora o nunca, así que me quedé con el ahora", cuenta Ana.

De estigma a "la mejor decisión"

En poco más de 50 años, hemos pasado de considerar la maternidad en solitario pecado nacional a darle total rienda suelta. Sin límites de la mano de los avances científicos y médicos, y ahora, también, lejos del estigma social. "Tengo una conocida que empezó un tratamiento de reproducción asistida hace ya una década. Su madre se lo tomó fatal, menudo disgusto se llevó. Ahora que todo esto está más normalizado, yo nunca he recibido ningún comentario negativo, todo lo contrario. No paran de decirme que es la mejor decisión que he podido tomar. La gente no para de separarse y luego tienen muchos líos. Yo voy a poder tomar cada una de las decisiones de mi hijo sin tener que ponerme de acuerdo con nadie", expresa Ana.  

Suena irónico y hasta contradictorio, pero la maternidad de estas mujeres sin pareja no resulta tan solitaria. ¿El culpable? El apoyo que le brinda la familia desde que toma la decisión de iniciar uno de estos tratamientos de reproducción asistida. "Son unos meses complicados en los que tenemos las emociones a flor de piel. Digamos que es como tener la regla todo el rato y te presionas mucho si las cosas no salen bien. Mis padres se han convertido en un pilar fundamental en todo esto. En parte, me he mudado desde Madrid a Valencia para tenerlos más cerca", confiesa Verónica. Un procedimiento 'intenso' en el que todo, sin excepción, merece la pena cuando se logra el deseado embarazo. "El mío llegó el 29 de octubre del 2021. Es una fecha que en mi casa nunca se va a olvidar. Me llamó por teléfono Nerea, la enfermera de la cínica, cuando estaba en el baño de la oficina, y me dijo que había dado positivo. No me lo podía creer, llamé corriendo a mis padres y a mi hermana. Todos empezaron a llorar", recuerda emocionada.

De hecho, desde que Lucca vino al mundo, el 15 de agosto del año pasado, Ana y su familia se han convertido en el mejor equipo para salvaguardar la felicidad del pequeño. "Nos vamos juntos de vacaciones, me acompañan una vez cada uno a las consultas médicas… y no hay día en el que no se acerquen a mi casa para verle un rato. ¡A ver quién les dice que no!", confiesa. Un apoyo que en España favorece la falta de la figura paterna y su red familiar. "No nos tenemos que olvidar que tenemos una fuerte cultura familiarista. No tiene nada que ver con la de otros países", explica el sociólogo Luis Ayuso.

Un negocio privado

Un modelo de maternidad que está ahí para todas aquellas mujeres que lo deseen, o, mejor dicho, puedan acceder a él. Los tratamientos de reproducción asistida se ofrecen a lo largo y ancho de nuestro país también para madres solteras desde los 18 años hasta los 40 en la sanidad pública. Un servicio que trajo de vuelta una orden aprobada por el PSOE y Podemos después de que el PP excluyera a las mujeres sin pareja heterosexual en 2014.

Pero lo cierto es que la larga lista de espera y unos requisitos que no favorecen a todas, sobre todo en cuanto a la edad, hacen que la mayoría tengan que optar por unos tratamientos de reproducción asistida en clínicas privadas que superan los 3.500 euros. "Mis padres me están teniendo que ayudar económicamente porque llevo más de un año intentándolo sin éxito", reconoce Verónica. 

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En la Asociación Madres Solteras por Elección (AMSPE) llevan desde el año 2007 dándole visibilidad a este modelo de familia minoritario, mientras velan por los derechos de sus integrantes. "Todavía seguimos luchando contra las penalizaciones que nos pone un sistema que se ha diseñado en baso a dos figuras progenitoras. Tenemos constatado que pagamos más impuestos y lo tenemos más difícil para conseguir ayudas y prestaciones. Vamos dando pequeños pasos, pero aún nos queda un largo camino", explica Miriam Tolmo, presidenta del colectivo.

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