Si algo ha demostrado Luis Enrique desde que está al mando de la Selección española es que difícilmente se casa con nadie. Sea quien sea ese jugador. Y eso permite lecturas distintas. Por un lado, los futbolistas deben dar siempre el 100% para jugar, sabiendo que cualquier resbalón puede dejarle fuera.
Pero, por otro lado, también dificulta y mucho que los jugadores cojan sinergias positivas entre ellos, puesto que en cada partido deben construir nuevas relaciones de juego. En definitiva, es más complicado construir un bloque fuerte y fiable. El duelo ante Kosovo fue una buena prueba de ello.
Pese a que España dominó durante buena parte del partido, se vio a un equipo demasiado tierno en muchas situaciones del juego, con errores de comunicación, sobre todo atrás, que pudieron costar muy caros.
Sin una columna
Los números no engañan. De los once jugadores que saltaron al verde ante Kosovo, tan solo cinco de ellos habían sido titulares ante Georgia, en el mejor partido de la Selección en este parón por selecciones. Unai Simón, Laporte, Soler y Ferran Torres fueron los que jugaron ambos partidos saliendo desde el once titular.
También repitió Marcos Llorente, pero el todocampista madrileño jugó ante Georgia en el centro del campo mientras que ante Kosovo tuvo que partir desde el lateral diestro.
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Luis Enrique quiere tenerlos a todos enchufados, que se sientan con opciones de jugar. Veremos qué sucede en las grandes citas, cuando tenga a todos sus mejores efectivos en plenas condiciones. ¿Rotará entonces?