Sergio Busquets reapareció para demostrar que es imprescindible en una España que sin su concurso había navegado sin rumbo por la fase de grupos de esta Eurocopa.
El centrocampista del Barça ofreció una exhibición de juego que le valió ser elegido MVP del encuentro. Con su capacidad inigualable para dar continuidad y chispa al juego de creación, el de Badia estrenó sus galones de capitán para cambiar la cara al combinado español en el momento más comprometido.
LUCHO LO TENÍA CLARO
Ayer quedó claro que hay una España sin Busquets y otra muy distinta con él. Por supuesto, muy mejorada. De ahí que, cuando en vísperas del inicio del torneo saltó su positivo por coronavirus, Luis Enrique lo tuviera claro. Iba a esperar al centrocampista del Barça el tiempo que fuera necesario.
Busquets frente a la selección eslovaca
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Ni por un momento se le pasó por la cabeza sustituirlo y enviarlo para casa. El tiempo, como no podía ser de otra manera y todos sabíamos, le ha dado la razón. España ha pasado de comparsa a ser de nuevo uno de los grandes favoritos a ganar el torneo. Y todo, por obra y gracia de la batuta mágica de Busquets. El blaugrana completó 70 minutos en los que ofreció todo un recital, antes de ser sustituido por Thiago. Colocación, anticipación, velocidad de circulación de balón y liderazgo. Sobre todo, liderazgo en un equipo que ante Suecia y Polonia adoleció, entre otras muchas cosas, de referentes. Con él, brillaron Pedri, Koke, Sarabia... y Eric Garcia, que demostró tener ADN Barça para iniciar el juego desde atrás.