Ganar a Corea. Esa será la única opción de España para meterse en octavos de final del Mundial femenino después de haber conseguido un solo punto después de los dos primeros partidos en tierras canadienses.
La selección española tuteó a Brasil... Pero no pudo evitar la derrota, tan previsible de antemano como dolorosa al final, frente a una de las favoritas del torneo y que concretó su clasificación para los octavos de final acompañando a Japón, que lo había consumado el viernes en Vancouver al derrotar a Camerún.
España apartó los miedos y entró en el Estadio Olímpico de Montreal mucho más entonada que en el debut frente a Costa Rica. Quereda atendió al pedido de sus chicas, colocó a Virginia Torrecilla en el medio, por detrás de Vero Boquete y Vicky Losada, y la selección, mezclando vértigo y toque, velocidad y precisión, le comió la moral y el terreno a una Brasil tan superior en el papel como asustada en el campo.
La suerte, sin embargo, sonrió a la canarinha en un momento fatídico, el último minuto del primer tiempo, cuando Ainhoa Tirapu tardó una milésima de segundo de más en salir a un balón largo a Andressa Alves, que lo tocó lo justó para obligar a Celia Jiménez a salvar bajo palos... regalándole el remate franco a gol. El 1-0 con que se llegó al descanso fue un golpe bajo para el equipo español. Natalia Pablos tuvo antes dos ocasiones y no las aprovechó. Brasil se bastó con una...
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Y en la segunda mitad se notó el golpe moral. La presión española descendió lo suficiente como para dar calma al fútbol brasileño, que bajo el mando de Marta vivió de la renta del gol, suficiente para darle el pase a octavos y dejar a España -que tuvo un palo en las botas de Irene Paredes en el tiempo añadido- al límite, obligada, el miércoles, a transformar su buen fútbol en victoria. Sin vuelta atrás.