El 1x1 del España - Islandia

Cualquier nota sería correcta, básicamente porque casi ni necesitó estar atento. Partido plácido como pocos para el guardameta, que se aburrió entre los tres palos que construyen la portería.

Su papel se resumió en no complicarse la vida en ataque porque, al otro lado, Jordi Alba era un ciclón. Lo probó algunas veces subiendo porque el partido lo requería, pero sin demasiado acierto.

No fue el debut oficial porque jugó aquel partido con Lituania en Leganés que no pudieron jugar los habituales de la absoluta. Ayer se hizo mayor de golpe. Dio la asistencia del primer gol a Morata.

Trabajo poco visible el suyo porque su pareja de baile, Hugo Guillamón, fue quien se dedicó a lanzar el balón hacia el centro el campo. Se mantuvo atento y poco más.

Se hartó de subir la banda, de poner balones peligrosos a sus compañeros, de complicar la vida a la defensa islandesa y de correr, sobre todo de correr. Tanto que Luis Enrique lo sacó del campo a falta de media hora. Autor de la asitencia del tercero.

Cuando el equipo daba por acabado el ataque, volvía a él. Cuando la defensa le necesitaba, ahí estaba. Sin complicarse la vida, sin salir en la foto, fue de lo mejorcito.

Le faltó clarividencia en el pase y seguridad en la acción, pero su trabajo no tiene condiciones. Nunca da un balón por perdido ni una jugada rival por acabada. Un pulmón en el centro del campo.

Festival del valenciano, que repartió regalos para cualquiera que asomara en su zona. A Jordi Alba, a Marcos Alonso, a Olmo... Partidazo de un jugador que casi dio la sensación de ir sobrado ante Islandia.

Lo probaba tanto que era imposible que alguna no le saliera. La banda derecha fue suya y se lo creyó tanto que aprovechó un centro de Alba para marcar el tercero. Partidazo.

No vio puerta, pero ¿¡qué más da!? Se hartó a construir túneles, uno tras otra. Cada vez que un islandés abría las piernas, zasa, el balón por debajo. Un espectáculo.

Lo es por méritos propios. Además de jugar un montón, tanto de espaldas, como de cara, con horizontales, desmarques y demás virguerías, marcó el primero tras un recorte de otra época y un penalti magistral.

Salió cuando faltaba media hora, pero con tanta hambre que, prácticamente la primera pelota que tocó la convirtió en gol. Y la segunda. Juega en la banda, de nueve y de lo que le pidan.

Salió por Jordi Alba y se colocó en su misma posición. Cogió el relevo con tanta solvencia que interpretó igual a Carlos Soler, que seguía a lo suyo, y los movimientos arriba. Dos asistencias a Sarabia.

Sigue sumando en cada partido en el que juega. Sobrado de personalidad, le importa poco que sea con el Barça, la selección española o en el parque con los colegas. Un gigante.

Salió de delantero centro en el último cuarto de hora para dar descanso a Morata. Antes había descansado él, que ya le toca.

El hombre de moda no defraudó y también saltó al césped de Riazor. Luis Enrique, que quiere tenerle fresco para todo lo que tiene que venir, le dio unos minutos.