El 1x1 de España ante Croacia

Un gravísimo error al no controlar una cesión asequible propició que Croacia se adelantara y se volviera a abrir el debate en la portería. Lo cerró arropado por sus compañeros, pues se rehizo con el paso de los minutos y se resarció con dos grandes intervenciones salvadoras primero a chut de Gvuardiol y después, con 3-3, de Kramaric.

En una selección tan joven, su experiencia es muy importante. Impecable en labores defensivas, su enorme estado de confianza le hizo subir para cabecear el centro de Ferran Torres que supuso el segundo de La Roja.

Tuvo un duelo de titanes con el gigante Petkovic, desigual en altura, pues el croata le saca diez centímetros, pero que el azulgrana ganó a base de anticipación y buen posicionamiento. Le cambiaron al '9' en la segunda mitad, entró Kramaric, al que tapó bien. Luis Enrique le preservó para cuartos y fue sustituido en el 70'.

De sus botas nacieron la mayoría de jugadas de la selección, un central con arma de organizador con mucha presencia en campo rival. Atrás, no se complicó la vida.

Sin tener la presencia ofensiva de Jordi Alba, el valencianista apareció solo empezar el choque y en el gol del empate, cuyo disparo propició el rechace del meta Livakovic. Notó la inactividad, fue suplente los primeros tres partidos, y se marchó lesionado.

Ejecutó sin fisuras su función de dar equilibrio al centro del campo, trabajó a destajo tanto en las misiones de contención como en las de dar salida al balón. Oxigenador puro y duro, España es otra con su capitán. Cuando no pudo más, pidió el cambio.

Uno de los partidos en los que el colchonero más apareció por sorpresa para romper líneas. Rozó el gol hasta en dos ocasiones y le puso mucho sentido a sus acciones.

Empezó entonado, filtró un gran pase a Koke pero quedó algo afectado por ser quien cedió el balón a Unai Simón, pese a no tener culpa alguna. Se rehizo a lo grande, evidenciando un grado de madurez impropio de su edad y su privilegiada visión de juego, como en la conducción del segundo de España, hizo el resto. No dejó de luchar ni un solo balón.

Una de las novedades en la alineación. El de Foios, que intercambió constantemente su posición con Sarabia, se mostró acertado en los centros, como el que le puso desde la izquierda con precisión de relojero a Azpilicueta para el segundo, y sentó a Livakovic en el tercero.

Es difícil encontrar un delantero centro más solidario y que ayude tanto al equipo, ofreciendo alternativas al resto del ataque. Y el destino le tuvo reservado, ya en la prórroga, marcar el gol que empezó a dar el pase a cuartos de final. Le dio al balón con toda el alma.

Luis Enrique ha encontrado en Sarabia al futbolista que nadie espera y siempre aparece. Lo hizo para marcar el gol del empate, fusilando al meta croata, y para participar en innumerables acciones ofensivas. Volvió locos a sus marcadores.

Fue salir y probar una vaselina que a punto estuvo de sorprender al portero de los croatas. Gozó de muy buenas ocasiones, muy enchufado y suya fue la asistencia a Oyarzabal del quinto. Mereció el gol en el último suspiro, pero se fue al palo.

Solo entrar en el terreno de juego, dio un pase de 40 metros que propició el error de Gvuardiol y el gol de Ferran Torres. Se quedó en el perfil izquierdo, desplazando a Laporte al derecho.

Entró al césped muy solidario en minutos donde tocó frenar las acometidas del rival, y en la prórroga ya fue el auténtico Jordi Alba, penetrando por la banda como un cuchillo. Su sitio está en el once titular.

En un momento en que todos tenían las revoluciones a mil por hora, Fabián le puso le quiso poner la pausa al partido. Salió algo indolente pero se acabó entonando.

Marcó el quinto, el gol que certificó la clasificación, al desmarcarse muy bien y aprovechar el pase de Dani Olmo.

Entró por Sergio Busquets y aunque emular el nivel del capitán es imposible, mantuvo el tipo y supo compactar el centro del campo cuando Croacia buscó el arreón final.