Llegaba a la promoción de ascenso como gran tapado, después de haberse clasificado como sexto de forma agónica. Pero ya está en la final. El Deportivo no se dejó intimidar por el ambiente de ‘Champions’ que se vivió en La Rosaleda y certificó su pasaporte para la última ronda. Primera está a la vuelta de la esquina.
Perdonó el Málaga
Fue un encuentro de más emoción que fútbol. La tensión se podía respirar en cada rincón del estadio, incluso entre la afición desplazada desde A Coruña, que no las tenía todas consigo. Los de Víctor Sánchez dominaron la posesión y generaron las acciones más peligrosas del primer tiempo. En especial dos y ambas en las botas de Ontiveros. El talentoso jugador se sacó dos remates preciosos que murieron en la madera. De haber entrado, la eliminatoria podría haber dado un vuelco.
No se achicaron los herculinos. Pertrechados en su parcela y saliendo con peligro al contragolpe gozaron de una aproximación muy clara en las botas de Edu Expósito.
Acabado el receso, Jack Harper pudo desequilibrar para los malacitanos, aunque el escocés no estuvo atinado. Quemaba todos los cartuchos la escuadra andaluza, con disparos lejanos de Adrián y Leschuk.
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La fortuna sonreiría al Deportivo en el tramo final. Bergantiños lanzó a puerta al tuntún y Munir, cuando parecía que tenía la situación bajo control, se le escurrió incomprensiblemente. Lágrimas en Málaga.