TRATAMIENTO CONTRA EL CÁNCER
Oncología Radioterápica: el nuevo pilar imprescindible para curar el cáncer y salvar vidas
Los cánceres más diagnosticados en nuestro país son colon y recto, mama, pulmón, próstata y vejiga urinaria, y muchos de ellos son tratados también con radioterapia
La radioterapia es un tratamiento que utiliza radiación ionizante que se puede usar como terapia exclusiva o en combinación cirugía y/o quimioterapia
Oncología Radioterápica: un pilar imprescindible para curar el cáncer y salvar vidas / Freepik
El cáncer es la principal causa de muerte en España y en todo el mundo, después de las enfermedades cardiovasculares. En 2022, se diagnosticaron más de 280.000 nuevos casos, de los que 160.000 fueron en hombres y 120.000 en mujeres.
Según la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN), los cánceres más diagnosticados en nuestro país son colon y recto, mama, pulmón, próstata y vejiga urinaria. Aunque los tratamientos más conocidos contra el cáncer son la quimioterapia y la cirugía, hay otras opciones terapéuticas que quizá no son muy conocidas.
Hablamos de la Oncología Radioterápica es una especialidad médica que utiliza la radiación para tratar a los pacientes oncológicos.
Como nos explica a este diario la doctora Carmen Rubio, presidenta de la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR), juega un papel fundamental en la curación del cáncer. “No tiene la repercusión mediática que tiene otras especialidades, pero no porque no tenga buenos resultados”, explica.
Y los datos demuestran su eficacia. “El 60% de los pacientes necesita radioterapia en algún momento de la enfermedad, y en el 40% se consigue la curación”, señala la especialista a ‘Guías de Salud’ .
Su objetivo es eliminar el tumor o aliviar los síntomas del paciente con cáncer (radioterapia paliativa). Se trata de un tratamiento localizado que utiliza radiación ionizante focalizadas a las zonas de actividad tumoral y que se puede usar en múltiples momentos de la enfermedad. La radioterapia se puede administrar con aceleradores lineales, o mediante fuentes radioactivas que se colocan en el interior del paciente de forma temporal o permanente.
Un paciente recibe radioterapia. / ALBA VILLAR
“Tratamiento muy preciso”
La radioterapia, desde su reconocimiento en 1984, se ha convertido, junto a la cirugía, en una de las herramientas más potentes para los pacientes oncológicos. “La ventaja es la evolución tecnológica en la que se ha visto inmersa y la incursión de la inteligencia artificial, que hace que los tratamientos sean más precisos y con mayor eficacia”.
Ahora, la radioterapia permite tratar en menos tiempo con dosis más alta “conociendo exactamente dónde está la zona que queremos irradiar y verificar en tiempo real si el tratamiento es efectivo, es decir, son muy personalizados”.
Y añade la doctora que, gracias a la donación de la Fundación Amancio Ortega y los fondos que se han invertido, se han renovado la mayoría de los equipos de radioterapia en España. “Se ha conseguido que en casi todas las provincias españolas ahora mismo tengan el servicio y no tengan que desplazarse a otras ciudades para recibir este tratamiento”.
Es una terapia de preservación de órganos que minimiza el efecto sobre los tejidos sanos circundantes y bien adaptada para un amplio rango de pacientes, incluyendo las personas mayores. Es una parte importante del tratamiento “multidisciplinar” del cáncer, los oncólogos radioterápicos están activamente involucrados en toda la gestión del paciente con cáncer, no solo con la radioterapia.
Radioterapia intraoperatoria (RIO) / Freepik
Radioterapia: desmontando mitos
Es prescrita por oncólogos altamente cualificados, oncólogos clínicos y radioterápicos e integrados en equipos multidisciplinares: oncólogos, radiofísicos médicos y técnicos de radioterapia utilizando tecnologías sofisticadas. Sin embargo, aún es un tratamiento muy desconocido por la población y que más miedo causa en los pacientes.
Los acelerados de última generación disponibles hoy en día convierten a la radioterapia en “tratamiento totalmente seguro y no invasivo”. Pero, hay una serie de mitos que rodean a este tratamiento que pueden, sin duda, confundir a los pacientes. La doctora Rubio los aclara para resolver dudas:
- La radioterapia quema. Es falso. En algunos pacientes puede provocar cierto enrojecimiento (similar al de una quemadura leve solar) o picor. “Es simplemente la alteración que produce la radiación ionizante sobre la piel, aunque cada vez son menos estos tipos de reacciones cutáneas”.
- Duele. Por norma general, la radioterapia no duele. El efecto que tendrá dependerá del tratamiento y la zona a tratar, ya que si afecta a algún nervio “podríamos producir una neuritis que sí produce dolor”. Es lo mismo que pasa con la quimioterapia, que puede provocar neuropatías tardías al producirse un daño de la mielina (capa aislante de los nervios)”.
- Afecta a otros órganos. Los tratamientos de radioterapia actuales son de gran precisión, por lo que se puede delimitar la zona en la que se va a aplicar sin afectar a otras zonas en cada una de las sesiones.
- Se cae el pelo. Como muchos pacientes comienzan el tratamiento con radioterapia justo al terminar la quimioterapia, se confunde este efecto secundario. Pero no, la radioterapia solo provoca caída del cabello en aquellas zonas en las que se aplica.
- Emito radiaciones. No se emite ningún tipo de radioactividad. Los pacientes que se someten a radioterapia no tienen por qué ver afectadas sus relaciones sociales, laborales y familiares.
La protonterapia es una modalidad de radioterapia que utiliza protones en lugar de rayos X o electrones. / Freepik
¿Cuándo se administra la radioterapia?
Serán los médicos especialistas quienes decidirán cuál es el mejor momento para aplicar la radioterapia para que sea más efectiva contra el cáncer. Hay diferentes tipos de radioterapia:
- Radioterapia neoadyuvante. Se administra como primer tratamiento, antes de la cirugía, para reducir el tamaño del tumor y suele ir asociada a quimioterapia.
- Radioterapia radical. Es el único tratamiento para curar la enfermedad y/o mantener la función del órgano.
- Radioterapia adyuvante. Se administra después de la cirugía o quimioterapia para asegurarse de que se han destruido todas las células malignas.
- Radioterapia concomitante. Es la administración junto a otro tratamiento, como puede ser la quimioterapia, para mejorar los resultados.
- Radioterapia intraoperatoria. Se aplica durante la propia cirugía.
Dependiendo de la forma de administración, se pueden distinguir:
- Radioterapia externa. Las radiaciones son generadas y emitidas por acelerados lineales, que son máquinas de gran tamaño capaces de realizar este tratamiento.
- Radioterapia interna. En un tipo de radioterapia, también denominada braquiterapia, en la cual se colocan semillas, listones o cápsulas que contienen radiación (isótopos radiactivos) dentro del cuerpo.
El 60% de enfermos de cáncer recibir radioterapia en algún momento de su enfermedad. / Freepik
¿Cuánto dura el tratamiento?
Dependiendo de la dosis que se administre y del número total de sesiones, la radioterapia puede durar entre dos y siete semanas. Y la doctora pone un ejemplo: “pacientes con metástasis en el cerebro que son tratados en una única sesión”.
Protones: radioterapia de última generación
Los protones son la “nueva generación” de radioterapia. “Se está estudiando su papel en pacientes que ya se han irradiado una vez y recaen”, indica la doctora. Sin embargo, según la Sociedad Española de Oncología Radioterápica (SEOR), se considera tratamiento de elección en los siguientes tumores:
- Tumores oculares, incluyendo melanomas oculares.
- Tumores próximos o en la base del cráneo, incluyendo cordomas y condrosarcomas.
- Tumores primarios o metastásicos en la médula espinal/columna vertebral.
- Tumores en población pediátrica, fundamentalmente los localizados en SNC y/o próximos a órganos de riesgo (médula, corazón, pulmones).
- Pacientes con síndromes genéticos con riesgo elevado de toxicidad.
- Reirradiación en casos seleccionados.
Pero, recalca la especialista, “a día de hoy como si quisiéramos es una herramienta más y no todas las personas con cáncer requieren tratamiento con protones, por lo que no podemos pensar que el paciente que no lo recibe no está siendo mejor tratado, solamente que no lo necesita”.
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