NEUMOLOGÍA
Niña de 13 años fallece por monóxido de carbono: síntomas del peligro mortal de estufas y braseros
El principal problema de la intoxicación por monóxido de carbono es el infradiagnóstico, ya que muchas personas desconocen que pueden sufrir este trastorno en un momento determinado
Intoxicación por monóxido de carbono: los peligros mortales de los braseros
Las intoxicaciones por la mala combustión de las estufas de gas o por inhalar humo de braseros ha vuelto al primer plano de la actualidad. El "asesino silencioso" vuelve a hacer de las suyas y amenaza con superar otra vez, como casi cada año, la cifra de los 100 muertos por monóxido de carbono.
- Hoy mismo ha ocurrido la tragedia en una casa cueva de Benalúa, en Granada, donde una niña de 13 años ha muerto por una posible intoxicación de gas butano.
- Hace tres días falleció un hombre de 67 años por la mala combustión de un brasero en la localidad madrileña de Colmenar Viejo. El SUMMA 112 confirmó entonces que la causa del fallecimiento se debió a intoxicación por monóxido de carbono.
- En los primeros días del año tres personas perdieron la vida en Linares (Jaén), también al inhalar el humo de un brasero. Fueron una mujer de 42 años, su pareja de 67 y la hija de la primera, de 16 años.
- Otras dos personas, una mujer de 65 años y un hombre de 74, aparecieron muertos en su cama de Camarles (Tarragona) por una mala combustión de la calefacción de gas butano.
Y aunque la fuerte caída de temperaturas, acompañada de potentes heladas que nos ha traído una depresión aislada en niveles altos (DANA), parece estar a punto de abandonarnos, el invierno seguirá haciéndonos encender estufas y braseros para protegernos del frío, ya que no dejan de ser la fórmula más económica en un momento de dificultad generalizada para llegar a final de mes.
Es más, el brasero es, en muchos puntos de Extremadura o Andalucía (donde se estudia su prohibición por el aumento de incendios) la forma de calentarse por excelencia durante el invierno.
Las cocinas de gas también pueden provocar intoxicación por monóxido de carbono / Pexels
La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) estima que la intoxicación por monóxido de carbono provoca cada año una media de 125 muertes. Y en lo que llevamos de 2024, al menos 7 personas han fallecido por esta causa.
Monóxido de carbono: el “asesino silencioso”
El monóxido de carbono (CO) es un gas tóxico incoloro, inodoro, insípido y no irritante, por lo que los primeros signos de intoxicación son difíciles de detectar.
Lo produce cualquier aparato que quema combustible, como pueden ser los braseros, las estufas de gas, las chimeneas de leña o carbón, las calderas, los calentadores de agua que utilizan butano, propano o gas natural y que no están bien instalados o los encendemos en lugares mal ventilados. Y su inhalación es muy “nociva” para la salud.
Según explica la doctora Herminia Buchelli, neumóloga de la SEPAR, la intoxicación que se produce al respirar este gas puede provocar diferentes manifestaciones, desde
- Dolor de cabeza
- Mareos
- Debilidad
- Falta de aire
- Pérdida de conocimiento
- Incluso la muerte.
Y la exposición prolongada, aunque sea a bajos niveles de CO, también es muy perjudicial.
Otra cosa diferente es el dióxido de carbono, CO₂, del que la mayoría se produce de fuentes naturales y que solo es tóxico en concentraciones muy elevadas.
Problemas cardiovasculares y neurológicos del CO
Los efectos adversos del monóxido de carbono son especialmente cardiovasculares y neurológicos.
Pero, el principal problema, aclara la especialista, es el alto porcentaje de infradiagnóstico:
- “Las concentraciones bajas, pero repetidas pueden pasar inadvertidas y acabar causando una intoxicación crónica por carboxihemoglobina” (es un derivado de la hemoglobina al que se ha unido el monóxido de carbono).
Y se le considera el “asesino silencioso” porque el afectado no llega a darse cuenta del problema, ya que, como hemos señalado, es un gas que carece de olor y color, pero tiene “fatales consecuencias”.
Si las cantidades son altas, en tan solo media hora puede provocar el fallecimiento.
- "Teniendo en cuenta que las principales fuentes de exposición podrían estar en los domicilios particulares es necesario aunar esfuerzos parta diseñar un protocolo de educación y prevención para informar sobre este riesgo a la población", indica la doctora Buchelli, neumóloga de la SEPAR, quien también es autora del estudio ‘Niveles elevados de carboxihemoglobina: fuente de exposición a monóxido de carbono’.
¿Por qué se producen las intoxicaciones por monóxido de carbono?
Al respirar aire con una concentración elevada de monóxido de carbono hay un riesgo potencialmente mortal si nos encontramos en un espacio cerrado o que está mal ventilado.
Además de los braseros, otras fuentes más frecuentes por intoxicaciones de este tipo son:
- "Incendios
- Humo de tabaco en lugares cerrados y enorme concentración.
- Humo de los tubos de escape de turismos o motos"
Pero es muy importante saber que estos accidentes que pueden llegar a ser mortales, se pueden prevenir:
- Instalar alarmas de detección de monóxido de carbono
- Revisar y cambiar las pilas de los detectores cada seis meses o según indique el fabricante
- Evitar el uso de aparatos de combustión, como braseros o estufas de gas, en lugares que están mal ventilados.
- Y, por supuesto, nunca deben estar encendidos mientras se está durmiendo.
- También es importante revisar estos elementos de calefacción para confirmar que su funcionamiento es correcto y evitar riesgos innecesarios.
- Utilizar preferiblemente calefacción a base de radiadores o estufas sin combustión.
Quemaduras: el otro peligro de los braseros
Las bajas temperaturas propician que muchas personas tengan tendencia a acercar los pies a fuentes de calor como los tradicionales braseros.
Sin embargo, desde el Ilustre Colegio Oficial de Podología de la Comunitat Valenciana (ICOPCV) advierten que esta práctica “puede acarrear problemas de salud, especialmente en el caso de las personas mayores o las que tienen diversas patologías como la diabetes o deficiencias circulatorias”.
Así lo señala la podóloga Maite García:
- “Es importante que las habitaciones donde están las personas mayores estén caldeadas, pero hay que tener cuidado con las fuentes de calor directas. Suelen tener tendencia a acercar los pies al brasero porque los notan fríos. Como es habitual que padezcan neuropatías o alteraciones de la sensibilidad, pueden estar sufriendo quemaduras y no se dan cuenta porque no lo perciben”.
A causa de esto, “es muy frecuente que en las consultas nos encontremos por estas fechas con pacientes que presentan el llamado Eritema Ab Igne que son unas manchas oscuras de aspecto reticulado que aparecen en la zona de la piel expuesta a una fuente de calor crónica como son los braseros”.
Estas manchas son benignas y al eliminarse la fuente de calor directa, van desapareciendo poco a poco.
No obstante, “hay que tener cuidado porque se ha llegado a casos de padecer quemaduras graves y, precisamente, debido a sus problemas circulatorios cuestan mucho de curar, lo que disminuye su capacidad de movimiento”.
Además, en casos extremos, si se mantiene la presencia de esta fuente de calor de forma constante se han llegado a desarrollar tumores malignos cutáneos como el carcinoma epidermoide (que suele aparecer en zonas expuestas al sol).
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