DERMATOLOGÍA

Estas son las zonas del cuerpo a las que más afecta el frío, y así debemos abrigarnos

Sabemos que el frío afecta a la piel y los huesos, provoca múltiples enfermedades respiratorias como resfriados, gripe, bronquitis o neumonía, pero también vasoconstricción

Estas son las zonas del cuerpo a las que más afecta el frío / Freepik

Hasta ahora el otoño estaba siendo muy suave, excesivamente suave. Pero ya hemos empezado a ver heladas nocturnas y la bajada de temperaturas a grados más propios de esta época del año nos advierte de la importancia de protegernos contra el frío para evitar problemas de salud.

Pero lo malo de esta llegada del frío es que ha sido algo brusca y eso supone un mayor riesgo porque, según los expertos, el organismo no ha tenido el suficiente tiempo para acostumbrarse a esta situación.

¿Y este frío a qué zonas de el cuerpo afecta más?

Las consecuencias del frío para la salud son muchas / Foto de Pavel Lozovikov en Unsplash

¿Por qué el frío afecta tanto a la salud?

Las temperaturas bajas provocan alteraciones en la termorregulación del organismo y una disminución de las defensas. Esto supone un riesgo para la salud, ya que el cuerpo tiene que hacer más esfuerzo para luchar contra las bajas temperaturas y mantener la temperatura corporal.

Y aunque la estaión que peor fama en cuanto a la salud es el verano, los cierto es que, según datos del Ministerio de Ciencia e Innovación, la mortalidad asociada al frío es mayor que la del calor.

  • De hecho, cada día con ola de frío, la mortalidad media aumenta en 3,5 personas.

Es importante destacar también que entre los efectos más importante del frío en la salud se encuentran la aparición de múltiples enfermedades respiratorias, como:

  • Resfriados
  • Gripe
  • Bronquitis
  • Neumonía, entre otras
  • Y la vasoconstricción, que genera un aumento de la presión arterial y el ritmo cardiaco, incrementando la posibilidad de sufrir un infarto o un trombo en los pacientes con riesgo cardiovascular.

La urticaria por frio es otro tipo de esta patología. / ECARF. Wikimedia Commons.

Y es que, según la Fundación Española del Corazón (FEC):

1 - La bajada de temperaturas aumenta un 20% el riesgo de sufrir infarto de miocardio

2 - Y un 37% más riesgo de morir por insuficiencia cardíaca, así como indica un estudio de la American Heart Association (AHA).

Y como explica la doctora María Sánchez, e-Health Manager de Cigna Healthcare en España

  • “El frío, especialmente el extremo, debilita la respuesta del sistema inmunológico y provoca un aumento de las enfermedades infecciosas, tanto víricas como resfriados comunes.
  • En esta época del año es común que nos expongamos constantemente a cambios bruscos de temperatura, lo que afecta a nuestra salud.
  • Esta situación puede agravar enfermedades preexistentes como la hipertensión, la diabetes, el EPOC, el asma o la vasculitis, entre otras”,.

Además, las bajas temperaturas predisponen la aparición de trombos y el aumento de presión arterial, pudiendo generarse cardiopatías, infartos e ictus y descompensando las enfermedades previamente existentes”, añade la especialista.

Consejos para protegernos de los peligros del frío

Por todo lo expuesto anteriormente y tenendo en cuenta que ya tenemos encima el invierno, los especialistas de Cigna Healthcare facilitan algunos consejos para protegernos del frío y, así, evitar enfermedades:

  • Proteger las extremidades y la cabeza.

Las zonas acrales del cuerpo (manos y pies), así como la nariz y las orejas, son las más que están más expuestas al frío. Por eso es esencial protegerlas. No hay que olvidar que “el frío provoca la disminución de la circulación sanguínea en las extremidades del cuerpo, provocando una bajada del calor corporal, así como una reducción sensibilidad, lo que dificulta la termorregulación”, explican los especialistas.

Los especialistas recomiendan proteger la nariz y la boca del frio. / FREEPIK

Por esta razón, es importante abrigarse bien, usando varias capas de ropa para evitar la pérdida de calor corporal y protegerse así del viento y la humedad.

Todo esto es más importante todavía si se va a realizar ejercicio al aire libre, cuando los gorros, guantes, calcetines gordos, orejeras y bufandas, se vuelven esenciales.

  • Garganta y vías respiratorias.

Tos, catarros, faringitis… Como las bajas temperaturas disminuyen las defensas, nos cuesta más hacer frente a los virus y bacterias asociados a enfermedades respiratorias.

  • Evitar la exposición prolongada

Una exposición prolongada al frío puede elevar la presión arterial, y acentuar el riesgo de eventos cardiovasculares.

Entonces ¿Qué podemos hacer?

  • Lo primero, comer bien.

Una dieta equilibrada rica en frutas, verduras y alimentos con antioxidantes puede ayudar a proteger los pulmones, la piel y el sistema cardiovascular.

Las vitaminas C y E de la naranja o el pomelo, así como las infusiones de té verde o jengibre ayudan en la defensa del organismo y al refuerzo del sistema inmunológico.

Además de comer bien, debemos cubrir las zonas del cuerpo especialmente expuestas al frío, como garganta y vías respiratorias, que es donde se encuentran los mecanismos de defensa del sistema respiratorio.

Aunque no hay ninguna evidencia de que el clima influya en las causas de las enfermedades reumáticas, sí es cierto que el frío, las lluvias y la humedad hacen que los músculos se contraigan provocando contracturas y dolencias musculares y aumentando la sensación de dolor sobre las personas que padecen problemas articulares.

Archivo - Una persona camina protegida del frío en el Paseo Marítimo de A Coruña. / M. Dylan - Europa Press - Archivo

Para evitarlo, mantenerse activo, evitar los cambios bruscos de temperatura y abrigarse bien son esenciales. Pero cuidado, porque durante esta época del año aumenta el riesgo de caídas por las lluvias o la aparición de placas de hielo.

Así, y para evitar lesiones más graves, puede ser buena idea usar calzado antideslizante, especialmente en los grupos más vulnerables, como personas mayores, o con problemas óseos.

  • Piel. El frío afecta a la piel, sobre todo en personas con piel atópica o sensible. Esto ocurre porque “la sequedad ambiental y el contraste de temperatura favorecen la deshidratación cutánea y la aparición de irritaciones, eczemas, inflamaciones o, incluso, dermatitis”, explican desde Cigna Healthcare.

Para reducir este impacto, los expertos recomiendan no abusar del agua caliente durante la ducha, hidratar la piel a diario, usar protector solar y proteger las zonas expuestas con ropa de abrigo.

No hay que olvidar tampoco a todos aquellos que sufren alergia al frío y desarrollan urticarias al estar en contacto con temperaturas bajas. En estos casos, además de los consejos anteriores, es importante consultar a un profesional de la salud y recibir un tratamiento adecuado.

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