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Dislexia y discalculia, principales trastornos del aprendizaje
Ambos son trastornos de origen biológico con un componente genético, y persisten a lo largo de la vida.
Dislexia y discalculia, principales trastornos del aprendizaje
Carme Escales
Los trastornos del aprendizaje son alteraciones del neurodesarrollo de origen neurobiológico que dificultan el proceso de adquisición de conocimientos.
Según explica la neuropsicóloga infantil de Clínica Corachan, Saioa Arza Cia, “principalmente afectan al aprendizaje de la lectura, la escritura y las matemáticas, pero pueden tener una repercusión en otras materias también”.
En función de las dificultades que se presentan, hablamos de dislexia o de discalculia.
- La dislexia es el trastorno de aprendizaje que afecta a la adquisición de la lectura y escritura.
- La discalculia es el que afecta al aprendizaje de las matemáticas (sentido numérico, cálculo, razonamiento matemático, etc).
Ambos son trastornos de origen biológico con un componente genético, y persisten a lo largo de la vida.
Cada vez se detectan más en la infancia o adolescencia. No obstante, hay trastornos que cursan con sintomatología leve y que se detectan en edades más avanzadas. En ocasiones, los padres se sienten identificados con el diagnóstico de sus hijos y es entonces cuando sospechan que ellos también pueden tener las mismas dificultades.
Hay una predisposición genética clara. No obstante, hay algunos factores ambientales de riesgo para presentar estos trastornos, como pueden ser el nacimiento prematuro, el bajo peso al nacer o la exposición prenatal a tóxicos, entre otros.
Los estudios actuales establecen que en la discalculia la prevalencia en edad escolar es de un 3 a un 7%, mientras que en la dislexia es de un 4 al 9%. Algunos estudios apuntan que los trastornos de aprendizaje son más frecuentes en el sexo masculino. En adultos la prevalencia se desconoce.
Para diagnosticar un trastorno de aprendizaje se debe realizar una valoración neuropsicológica completa. Se recoge la historia clínica (antecedentes personales, familiares y situación actual) y se dan a realizar diversas pruebas (capacidad intelectual, lenguaje, lectura, escritura, cálculo…).
A partir de la información obtenida, psicólogos especialistas en trastornos del neurodesarrollo pueden describir el perfil neuropsicológico del niño o niña y realizar una orientación diagnóstica.
Para confirmar un trastorno de aprendizaje hay que constatar que la capacidad intelectual se sitúa dentro de la normalidad, y que las dificultades de aprendizaje son persistentes y específicas, y no debidas a otras dificultades, como por ejemplo por falta de atención.
Alertas
El signo de alarma para la dislexia es la dificultad para aprender a leer y escribir, es decir, niños que presentan una lectura lenta, con múltiples errores y faltas de ortografía al escribir.
Los signos de alarma para una posible discalculia son: dificultad para aprender a contar durante la etapa de educación infantil, comprender conceptos como mayor y menor, tener estrategias de cálculo mental, poder estimar cantidades, leer y escribir números. En ocasiones, la alerta podría ser cuando la balanza del esfuerzo y los resultados está descompensada, es decir, cuando un alumno dedica grandes esfuerzos, pero sus resultados están por debajo de lo esperable.
Tratamiento
El tratamiento de este tipo de trastornos es una reeducación psicopedagógica basada en los métodos con evidencia científica.
- “Es muy importante la coordinación con la familia y la escuela con el fin de establecer objetivos a través de planes conjuntos de trabajo”, destaca la neuropsicóloga de Clínica Corachan.
Cuando no se aplica un tratamiento, las dificultades a nivel académico persisten y pueden ser mayores. Los alumnos no diagnosticados o tratados son más vulnerables a sufrir fracaso o abandono escolar.
Y, como a nivel emocional puede haber un malestar psicológico y una mayor prevalencia de problemas de salud mental, comprender que las dificultades de aprendizaje son debidas a un trastorno ayuda a muchas personas a quitarse un peso de encima y a dejar de culpabilizarse por las dificultades.
La sintomatología varía a lo largo de la vida y algunas dificultades pueden llegar a compensarse. Las personas adultas suelen adquirir estrategias para compensar sus dificultades, pero hay síntomas que persisten a lo largo de la vida.
Hay múltiples estudios de neuroimagen para comprender mejor las áreas cerebrales implicadas en estos trastornos. También que los vinculan a otros trastornos como el del espectro autista (TEA) o el del déficit de atención e hiperactividad (TDAH).
Por ello es muy importante realizar una valoración completa. Con ella se puede obtener un diagnóstico diferencial con otros posibles trastornos del neurodesarrollo, que es una de las dificultades a la hora de realizar un diagnóstico.
En el colegio se suelen aplicar adaptaciones metodológicas acordes a las dificultades del menor.
Tal como señala la especialista de Clínica Corachan, “es recomendable realizar una reeducación psicopedagógica para trabajar las dificultades y adquirir estrategias, y que el trabajo que se realice en casa, en el colegio y en la reeducación estén coordinados para avanzar todos en la misma dirección”.
Actualmente no se conoce cómo reducir el riesgo de presentar un trastorno de aprendizaje. Solo se sabe que en los niños que se detectan en etapas iniciales, una intervención temprana es un factor de buen pronóstico.
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