Es un desayuno muy recurrente en muchos hogares. Los hay de todos los tipos, de todas las marcas y de todos los sabores por lo que si, además de degustar los cereales, queremos comer sano hay que ir con cuidado.
Los cereales aportan vitaminas, minerales, fibra, hidratos de carbono y algunas proteínas. Además, si son integrales, reducen el riesgo de padecer diversas afecciones crónicas como enfermedades cardiovasculares, trastornos gastrointestinales o la diabetes tipo 2.
Eso sí, estos son los cereales que no son en absoluto sanos:
- Aquellos cereales que tengan colorantes o que estén enriquecidos con azúcar
- Los cereales acompañados de frutas desecadas por su alto contenido calórico
- Los cereales con chocolate o miel por su alto contenido de azúcar
- Aquellos con colores y formas que no son de cereal como las anillas, los animales… por sus grandes cantidades de azúcares y grasas añadidas
- Los cereales crujientes porque contienen gran cantidad de grasa
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Además, los que peor nota a nivel nutricional se llevan son, paradójicamente, los cereales infantiles. Pese a sus eslóganes y sermones sobre salud y crecimiento se esconden dos problemas:
- Tienen mayor cantidad de azúcares, con un contenido medio del 27% y superándolo en muchas ocasiones
- Tienen menor contenido en fibra, con valores entre un 2-3%.