ALERGOLOGÍA y NUTRICIÓN

¿Es lo mismo intolerancia que alergia a los alimentos? ¿Es preferible no comer gluten?

Son dos afecciones que difieren considerablemente, hasta el punto de que la alergia a los alimentos puede poner en riesgo la vida, mientras que la intolerancia no supone un peligro vital

intolerancia 345 / Foto de Pixabay: https://www.pexels.com/es-es/foto/mani-marron-209345/

Rebeca Gil

Actualmente, entre el 20 y el 25 por ciento de la población padece alguna enfermedad alérgica en España, según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC).

De hecho, en los últimos 30 años se ha duplicado el porcentaje de personas que sufren alergia.

En el caso de la alergia a alimentos, la cifra oscila en torno al 5 por ciento en los adultos, y entre el 7 u 8 por ciento en el caso de los niños.

Unos datos que demuestran que está adquiriendo un protagonismo importante, ya que en pocos años se ha duplicado la prevalencia de esta enfermedad.

Sin embargo, con el auge de intolerancias alimentarias la población general puede confundir los síntomas, porque en ocasiones son similares.

Pero hay que tener muy claro que se trata de dos afecciones que difieren considerablemente entre sí.

La doctora Isabel Ojeda, experta en alergología y miembro del Comité de Alergia Infantil de la SEAIC, señala la diferencia fundamental entre alergia e intolerancia.

  • «La alergia a alimentos puede poner en riesgo la vida de la persona que la padece, mientras que la intolerancia a alimentos no supone un peligro vital».

Síntomas de la intolerancia

En líneas generales, una persona que sufre intolerancias a alimentos experimenta síntomas digestivos crónicos. Los más habituales son:

  • Hinchazón.
  • Malas digestiones (dispepsia).
  • Diarrea o estreñimiento.

Además de estas molestias, en algunas ocasiones pueden aparecer síntomas extradigestivos como:

  • Astenia.
  • Migrañas.
  • Dolores corporales.
  • Aturdimiento mental.
  • Picores y reacciones cutáneas.

Las alergias alimentarias son más peligros

Síntomas de la alergia

Las reacciones por alergia a alimentos son inmediatas, bruscas y repentinas tras la toma del alimento o alimentos que la provocan.

Este tipo de alergia puede manifestarse con uno o más de lo siguientes síntomas:

  • Picores.
  • Rojeces.
  • Urticaria
  • Angioedema (hinchazón).
  • Falta de aire.
  • Ahogo.
  • Tos
  • Ruidos al respirar (sibilancias).
  • Dolor abdominal.
  • Vómitos.
  • Diarrea.
  • Mareo.
  • Visión borrosa.
  • Desmayo y pérdida de conocimiento.

«Es de suma importancia reconocer los síntomas y realizar un correcto diagnóstico de la enfermedad», subraya la alergóloga.

Estudio de microbiota para las intolerancias

Aunque actualmente se dispone de herramientas diagnósticas determinadas para cada intolerancia, los especialistas están poniendo el foco sobre la investigación de la microbiota intestinal.

¿Cómo? Pues a partir de una muestra de heces del paciente se realiza un cultivo de éstas y una PCR, y se comparan los resultados con bases de datos disponibles de la microbioma normal.

Como apunta la doctora Ojeda:

  • «La microbiota es todavía un campo con muchas lagunas y desconocimiento, pero será un ámbito diagnóstico emergente para muchas patologías en el siglo XXI».

Distinguir entre enfermedad celíaca, sensibilidad al trigo no celíaca y alergia al trigo

Especial mención merece todo lo referente a los trastornos derivados del consumo del gluten.

Y, como explica la doctora Cristina Camarero, alergóloga y miembro de la SEAIC, podríamos distinguir tres tipos:

  • Enfermedad celíaca.
  • Sensibilidad al trigo no celíaca (STNC).
  • Alergia al trigo.

«Tanto una como otras comparten algunos síntomas, pero son diferentes en su origen y desarrollo, así como en los estudios diagnósticos y el tratamiento a aplicar».

Un 1% de la población española es celíaca

El 1% de la población es celíaca

  • La enfermedad celíaca es uno de los trastornos digestivos más extendidos en todo el mundo y uno de los de transmisión genética más frecuentes.

En España no para de crecer y se estima que el 1% de la población es celíaca.

Se trata de un desorden genético, autoinmune, que ocurre como una reacción a la ingesta del gluten en individuos genéticamente susceptibles.

  • La alergia al trigo, por su parte, es una reacción autoinmune a cualquiera de las muchas proteínas que hay en el trigo.

Cuando una persona tiene esta alergia, los Linfocitos T envían anticuerpos de la inmunoglobulina E (IgE) para atacar al trigo.

Al mismo tiempo, tejidos locales envían mensajes químicos naturales para alertar al resto del cuerpo de que existe un problema.

Y por eso, como detalla la experta:

«En esta alergia, medida habitualmente por IgE, la ingesta de este cereal desencadena una respuesta inmediata -que puede variar desde minutos hasta a 2 horas- con síntomas:

  • Cutáneos (urticaria)
  • Respiratorios (dificultad para respirar)
  • Digestivos (vómitos, náuseas)
  • Anafilaxia
  • Dermatitis de contacto
  • Asma».

La sensibilidad al trigo no celíaca (STNC), en cambio, no es una reacción de inmunoglobulina E (IgE), como lo es la alergia al trigo, ni es una reacción autoinmune, como la enfermedad celíaca.

¿Es más saludable no comer gluten?

La dieta sin gluten es el tratamiento recomendado para algunas de las patologías ya vistas, pero el agente causal es desconocido y no existen criterios diagnósticos consensuados.

«No obstante, en los últimos años hemos asistido a una progresiva creencia de que suprimir el gluten (trigo, cebada, centeno) hace a la dieta más saludable», cuenta la alergóloga.

«Pero curiosamente no existe ninguna evidencia científica que justifique esta idea, y a pesar de ello hay un elevado número de personas -hasta el 11% en algunos países- que siguen esta dieta.

Lo malo es que, aunque no lo tenemos interiorizado, los productos sin gluten manufacturados contienen, en general, más azúcares y grasas, y, por lo tanto, son desaconsejables en una dieta saludable», explica la doctora Camarero.

Pulsa para ver más contenido para ti
  • «La supresión estricta del gluten de la dieta es absolutamente necesaria en los pacientes celíacos o con alergia a estos cereales, pero no para la población que no padece ninguna de estas enfermedades», concluye la alergóloga.
Pulsa para ver más contenido para ti