El actual número 3 del ranking ATP, Alexander Zverev, protagonizó una de las imágenes más escalofriantes en lo que llevamos de Roland Garros. En un duelo que comenzaba a tener tintes épicos, el tenista se dobló el tobillo en una bola larga de Nadal y se rompió.
El alemán, que eliminó a Carlos Alcaraz en los cuartos de final con una gran versión, se fue a la arcilla y se retorció de forma alarmante. El público se quedó helado y Zverev tuvo que abandonar la pista en silla de ruedas.
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El vigente campeón olímpico regresó acompañado de unas muletas y se abrazó con su rival en un momento especialmente emotivo. La lesión privó de una gran semifinales que se estaba extendiendo más allá de las tres horas.