La Gabón de José Antonio Camacho firmó un enorme fracaso para un país con graves problemas políticos, que había puesto en esta edición de la Copa de África todas su esperanzas.
La temprana eliminación también podría significar el despido del técnico español, que en su primer experiencia africana no ha sido capaz de ganar un solo partido y ha aumentado con ello la desafección de una directiva con la que ya había tenido problemas días antes del inicio del torneo.
Los cierto es que "las panteras" salieron al campo con un saco de presión añadida que les pesó y agarrotó a medida que pasaban los minutos y el marcador no se movía.
En las horas previas, el presidente del país, Ali Bongo, se había presentado en la concentración rodeado de guardaespaldas fuertemente armados y el mensaje, según el portero Didier Ovono (KV Oostende) había sido claro.
No servía nada más que la clasificación de los anfitriones para un mandatario cuya victoria en las recientes elecciones está entredicho y afronta una intensa oposición en el país, que con el fútbol pretendía amainar.
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La prensa africana duda -y teme- ahora cómo responderá la afición gabonesa, que ha increpado al presidente y ni siquiera ha llenado el campo en los partidos de su propia selección.