El Real Madrid vuelve al Santiago Bernabéu tras dos derrotas consecutivas a domicilio que cuestionan su identidad. Un equipo que si de algo presumía era de personalidad, regularidad y solvencia. Una crisis que arrancó en su estadio, donde le cuesta ganar, y donde recibe el domingo a la UD Las Palmas. Un rival que también llega herido por las dudas del nuevo proyecto que podrían devorar a su segundo entrenador de la temporada. Un Pako Ayestarán llamado a rectificar el errático rumbo que le costó el puesto a Manolo Márquez, pero que ha sumado claras derrotas en sus cuatro partidos de Liga. Dos equipos que cruzan sus crisis y que necesitan un golpe de autoestima para elevar su motivación.
Zidane, criticado por su falta de flexibilidad con los jugadores que tiene, podría dar un giro a su política de poner a los de siempre, incluso si gritan histéricos que son una sombra de sí mismos. Jugadores indiscutibles, de los que salen en las fotos de los mejores del año, pero que acumulan actuaciones lamentables que han arrastrado a su equipo a una crisis. Podría dar salida a esa segunda unidad que no convence, pero que tampoco ha tenido tiempo de intentarlo para dar forma a un juicio futbolístico más allá de que sean "jóvenes e inexpertos" -Cristiano 'dixit'-.
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La medular puede pagar la cuenta de las dos derrotas, no así el ataque, donde es justo que Cristiano siga pero no así Benzema, que acumula críticas más por su bula y aportación que por su exquisita calidad. El alivio es que no tendrán enfrente a un rival inspirado. Las Palmas llega tenso, con jugadores que se pelean, otros que dirán 'ciao' en enero, y con su referente, Viera, lesionado. Tantos detalles negativos a veces suman y más con un Madrid bloqueado y desconectado.