Vinicius ofreció síntomas de recuperación los 30 minutos que jugó ante el Sevilla. El brasileño entró en un partido que favorecía a sus características con un rival en busca del empate que dejaba espacios en defensa. Y el delantero madridistas los aprovechó para colarse hasta la cocina pero sin llevarse nada a la boca, como es costumbre en él.
Ante el conjunto hispalense logró remontar su fútbol pero sin llegar a volar. Volvió a coleccionar un buen puñado de regates que no sirvieron de nada, porque sigue convirtiendo en plomo todo el oro que fabrica. El producto de esos buenos minutos es una recolección de halagos pese a su falta de efectividad y que explican que tenga subido el pavo.
UN GRAN PROYECTO DE FUTBOLISTA
A sus 20 años es un proyecto de grandísimo futbolista. Cuando ordene sus ideas y deje para los metros finales esa eficacia que muestra cuando encara a los defensas, se podrá hablar de un jugador determinante, un futbolista especial. Animó el choque ante el Sevilla pero volvió a pinchar en hueso por su exceso de ansiedad. Su mejor acción la desaprovechó Kroos al tirar sin precisión, jugada que pudo cerrar el partido.
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Zidane lo ha relegado, de momento, al último recurso de ataque. Isco, Jovic, Rodrygo y ahora Lucas Vázquez, están por delante. Está en el octavo escalón por detrás de Benzema, Hazard y Bale, aunque su partido del sábado hará que recupere protagonismo por ese entorno exagerado y halagador que perjudica su crecimiento.