El vestuario del Madrid se aleja de Ancelotti

A Carlo Ancelotti le está costando más de lo esperado sacar lo mejor de cada jugador, pero sobre todo del equipo. El inicio de temporada es similar al de su regreso al banquillo del Real Madrid en la temporada 2021-22. Entonces, le costó adaptarse a lo que tenía para acabar sacando máximo rendimiento a la plantilla. Ahora es diferente, conoce perfectamente el potencial que hay, pero hay más sombras que luces. Sigue mandando mensajes positivos, pero ya no calan como antes, y el entorno enciende las alarmas mandando mensajes como Joselu, "sería un error dudar de Ancelotti", o Guti, reconociendo que "el Madrid no funciona".

La inquietud del italiano

Al italiano se le ve más inquieto en su cuarto año al frente de los blancos. Ante los medios anuncia correcciones y propósitos, pero sobre el césped sigue habiendo carencias que se reflejan en datos como ser superado por sus rivales en kilómetros recorridos y en algunos casos las diferencias son tan llamativas como alarmantes. En la Champions, por ejemplo, el Madrid corrió 20 kilómetros menos que el Lille (123,83 km frente a 110,7 de los blancos) y el Stuttgart (117,74 por 109,46). El primero lo ganó en los últimos minutos (1-1 a los 83’) y el segundo lo perdió.

El mensaje del italiano está perdido fuerza en este inicio de curso. A los jugadores se les ve más centrados en la competencia individual que en fusionarse con el equipo. Un vestuario que presumía de ser una familia, pero que empieza a desgranarse en grupos, aunque no sea necesariamente en clanes por países. Una plantilla que es una torre de Babel, con 12 nacionalidades diferentes de 22 jugadores, en los que mandan los españoles, con 5, y con 4 brasileños y otros 4 franceses.

Aunar voluntades

Un vestuario que ha ido perdiendo pesos pesados en los últimos años. Kroos y Nacho han sido los últimos, jugadores que ayudaban en la conciliación. A cambio han llegado otros con estatutos de crack como Mbappé, que sigue buscando su sitio en la caseta pero, sobre todo, en el campo. La dura competencia hace mella en la voluntad de los jugadores sin que el italiano consiga hacerse con las riendas como ha hecho en las tres temporadas anteriores.

No quiere decir que no acabe consiguiéndolo, porque si el italiano tiene un don es precisamente aunar voluntades para soplar todos en la misma dirección. De momento no lo ha conseguido. Los resultados no acaban de acompañar como lo demuestra que es el peor arranque de las últimas tres temporadas: el año pasado llevaba a estas alturas un empate y una derrota; hace dos, un empate y en la actual, tres empates y una derrota.

Decisiones difíciles

Que los resultados no acaben de llegar no es lo peor, el problema es que el equipo no se siente a gusto en el campo. No acaba de tener un plan específico en el que tengan cabida todos los jugadores. Hay veces que intentar encajar a capón a un jugador como Mbappé es más difícil de lo esperado y más en un elenco de futbolistas que tienen un nivel similar como son Vinicius o Bellingham. El francés acabará encontrando su sitio, pero va a depender de que sus compañeros le ayuden y, de momento, no se les ve por la labor.

A Ancelotti se le plantean dilemas como encajar a Modric, un jugador exigente, veterano y con peso en el vestuario que quiere jugar más y no perdona quedarse en el banquillo cuando se ve con fuerzas. No es el único. Todos aspiran a lo mismo. Otro problema es mantener a los que no están rindiendo a su verdadero nivel en lugar de poner a los que están en mejor forma. Esa insistencia transmite incomodidad entre los jugadores, que acaban por implicarse lo justo y no cumplen con tareas de equipo centrándose en las individuales.