No hay manera de deshacerse de Gareth Bale. El Real Madrid y el jugador galés parecen estar condenados a estar juntos como mínimo hasta 2022. Ni las cesiones funcionan para un Gareth que se lesionaba en Madrid, se lesiona en Londres y se lesionará vaya donde vaya. Lo suyo es una cruz.
11 partidos desde su regreso al Tottenham. Tres goles. Números demasiado pobres para que el Tottenham quiera ejercer la opción de compra para el actual jugador del Real Madrid. La cesión termina en junio y todo apunta a que Bale hará las maletas y volverá a Madrid donde tiene contrato otra temporada, tal y como avanzó Cuatro.
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Las lesiones musculares son una constante en el galés. La última se la hizo el pasado 23 de diciembre pero el club no informó de las dolencias de Bale hasta el día 30. Un secretismo que ya ocurría cuando estaba en Madrid. No hay plazo de regreso y Mourinho ha perdido la confianza en él. No hay manera de que remonte el vuelo.