El peor Madrid puede ser líder
Alejandro Alcázar
Un Sevilla crecido y líder recibe a un Real Madrid encogido y perdido. Un equipo que sabe lo que quiere ante otro desorientado desde hace un año. Será un pulso entre Lopetegui y Zidane cuatro días después de que el francés quedara retratado por el PSG de Tuchel en París. Un partido límite que puede acabar en duelo para Zizou si vuelven a pintarle la cara a su equipo. Aun así, cosas del fútbol, este Madrid puede ser líder si logra ganar en el Sánchez Pizjuán.
Delante estará un cauto Lopetegui. Sabe del peligro que supone enfrentarse a un gigante herido. Un rival que desperdicia todo su talento por su fragilidad táctica que abate todo esfuerzo individual. El ex seleccionador tuvo la oportunidad de sufrirlo y ahora de aprovecharlo. Un motivo para que Zidane aparque la palmadita en la espalda, el elogio individual y maniate el talento en un único cesto que se acerque a la luz que asoma por encima del pozo en el que andan metidos.
Renacer o morir
Además del Sevilla, juega el Sánchez Pizjuán, un estadio ardiente que tiene ojeriza a lo blanco con Sergio Ramos a la cabeza. Alienta a los suyos en los momentos difíciles, algo que los madridistas envidian por sentirse huérfanos cuando juegan en el Bernabéu. Es cierto que los blancos están acostumbrados a ambientes hostiles, pero este ya no es aquel Madrid heroico.
Es un sucedáneo en situación límite desde hace meses. Lo tiene todo en contra y eso es lo que más temen los de Nervión. Que de perdidos al río, naden corriente arriba y sean víctimas de un equipo en decadencia que quiera morir con la botas puestas para renacer de sus cenizas.
El Sevilla ha construido su buen inicio a domicilio con cuatro victorias en cuatro salidas. Para Lopetegui es una prueba de fuego poder elevar el punto de confianza en casa del proyecto que construye. Volverá a apostar por el bloque que ganó en Vitoria (0-1) tras las rotaciones que hizo ante el Qarabag en la Europa League el jueves (0-3).
Zidane llega con demasiadas anotaciones que corregir en su libreta táctica. Tiene dos muy especiales que sólo son una. Jugar juntos y que los centrales no alejen de los centrocampistas. El galo lo llama intensidad en el repliegue defensa-ataque. Ese es el compromiso de los jugadores. Si el francés no lo consigue tendrá que cambiarlos, pero hoy no. Hoy volverá a repetir la ecuación de siempre con los de siempre.
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